También en la parte sur, recayendo al barranco de
San Jaime, hoy cubierto con una
bóveda con el fin de que transcurran sus
aguas, se puede ver este fragmento de
muralla, junto al arranque de la
torre campanario de la
iglesia de
Santa María. La cual, con doce
campanas, cuenta con 71,61 metros de altura, lo que le convierte en el más alto de la provincia. Jaume I de
Aragón, conocido por el “Conqueridor”, distinguió a la villa de
Ontinyent el 28 de marzo de 1275, mediante carta de población, con el título de “Vila Reial” y prerrogativa de voto en Cortes. Los reyes de las
casas de
Austria y las de Borbón concedieron a esta villa distinguidos títulos y privilegios que sus hijos merecieron, parte de cuyos documentos se conservan custodiados en el Archivo Municipal. Aparece aquí un aspecto de lo que fue la única y primitiva entrada a la villa amurallada de Ontinyent, donde se aparecen dos de las tres líneas divisorias que formaban el conjunto defensivo del acceso. En la parte derecha del fotograma vemos la base de la torre “del
Mirador”. también llamada del Hacha, que por su situación estratégica dominaba una vasta zona. En 1861 decidieron las autoridades municipales instalar, en este lugar, una
fuente y un
lavadero público. Un bodrio urbanístico junto a la base de la torre del Mirador, conjunto que aún sigue conservando su riqueza
medieval, de la que ofrece al visitante la evocación de una noble página de nuestra
historia. Aunque con anterioridad existió una destartalada edificación que se aprovechó para almacén municipal,
Casino de la Unión Musical y más tarde Conservatorio de
Música José Melchor Gomis (Centro de enseñanza de grado elemental), debía haberse respetado el entorno y no añadir el pegote de ese
edificio en tan noble lugar.