El rostro de la niña, al verlo, se iluminaba
y su corazón, una gran alegría, reflejaba.
Pensaba que su sueño, al fin se realizaba
y en silencio, a Dios, las gracias daba.
Pero cuan equivocada, la niña estaba...
Para ella, todo era poesía
y sus momentos se llenaban de paz y armonía.
En ocasiones, otros jóvenes conoció,
pero ninguno, para ella el amor, significó.
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