•Nadar, nadar, y a la orilla ahogar. Alude a quien sucumbe a la adversidad en el momento en que, tras grandes esfuerzos por evitarla, cree haberse librado de ella. También sirve como advertencia dirigida a la persona que una vez logrado el objetivo (un trabajo, una pareja, una posición, etc.) en que ha puesto todo su empeño, baja la guardia y lo pierde. Expresión elíptica con la cual se indica que desde un principio marchaban bien una cosa, asunto o proyecto, pero que a última hora, por un descuido u otro incidente, todo se echó a perder, El Diccionario Académico da al mismo refrán el significado de "que se dice del que se fatiga por conseguir una cosa y la ve desaparecer al considerarla segura; y que se aplica también al enfermo que perece cuando había concebido esperanzas de pronta curación". En la puerta del horno se quema el pan, en Costa Rica. ... (ver texto completo)