Muy orgulloso de su nariz estaba.
No era roja como se acostumbraba.
Era amarilla como el sol
y su brillo a los niños le gustaba
Al final de cada función
los pequeños, hacia él, corrían
y entre gritos y algarabía
su nariz, tocar querían
No era roja como se acostumbraba.
Era amarilla como el sol
y su brillo a los niños le gustaba
Al final de cada función
los pequeños, hacia él, corrían
y entre gritos y algarabía
su nariz, tocar querían