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PETRES (Valencia)

Camino de robles
Foto enviada por Victoria Serna,

ASÍ ES MI PUEBLO
¡Bien venido, forastero!,
que, por fe, yo te aseguro
que te encontrarás seguro,
bien tratado, con esmero.

Así es mi pueblo, Valdelacasa:
es hidalgo, cortés y caballero;
saluda con cariño lo primero
y después te ofrece su casa. ... (ver texto completo)
Pueblo culto y educado,
a pesar de ser labriego,
un poquito mujeriego;
en general, bien formado.

No te habla con falsía.

Si es de noche,
te dice que es de noche;
si es de día, ... (ver texto completo)
ASÍ ES MI PUEBLO
¡Bien venido, forastero!,
que, por fe, yo te aseguro
que te encontrarás seguro,
bien tratado, con esmero.

Así es mi pueblo, Valdelacasa:
es hidalgo, cortés y caballero;
saluda con cariño lo primero
y después te ofrece su casa. ... (ver texto completo)
FAUSTO RAMOS LÓPEZ

LA VIDA DEL EMIGRANTE

Señores quiero contarles
la vida de un emigrante
que fue en el sesenta y uno
y en Francia vino a quedarse.

Hablo de Valdelacasa ... (ver texto completo)
¡Dios que lo escuchas!, acelera el día,
porque es tu sol incubador y hermoso,
y la noche es estéril y sombría,
la vida breve, el corazón fogoso,
sensible el alma mía,
soberano el Amor fructuoso
y Tú eres Padre del inmenso mundo
e hijo yo soy del mundo vigoroso
que te plugo crear grande y fecundo.
Alegra mi desierto
con ruido de vivir cuyo concierto
pueda sonarte a coro de angelillos…
Ya ves que entre las hiedras encubierto
hay un nido minúsculo en mi huerto
con siete pajarillos…
Ven, casta virgen, al reclamo amigo
de un alma de hombre que te espera ansiosa
porque presiente que vendrán contigo
el pudor de la virgen candorosa,
la gravedad de la mujer cristiana,
el casto amor de la leal esposa
y el pecho maternal que juntos mana
leche y amor para la prole sana
que a Dios le place alegre y numerosa.
¡Dios que lo escuchas!, acelera el día,
porque es tu sol incubador y hermoso,
y la noche es estéril y sombría,
la vida breve, el corazón fogoso,
sensible el alma mía,
soberano el Amor fructuoso
y Tú eres Padre del inmenso mundo
e hijo yo soy del mundo vigoroso
que te plugo crear grande y fecundo.
Te adoro en la memoria
de aquella santa de sencilla historia
que la tierra del huerto que he heredado
santificó con su adorable planta
y el dulce ambiente nos dejó inundado
de perfumes de santa.
Ven, casta virgen, al reclamo amigo
de un alma de hombre que te espera ansiosa
porque presiente que vendrán contigo
el pudor de la virgen candorosa,
la gravedad de la mujer cristiana,
el casto amor de la leal esposa
y el pecho maternal que juntos mana
leche y amor para la prole sana
que a Dios le place alegre y numerosa.
El cielo todavía
no ha otorgado a mis ojos el consuelo
de deber tu hermosura, ¡oh virgen mía!;
pero te adoro en el azul del cielo,
y en el tranquilo resbalar del día,
y en el silencio de la noche oscura,
y en la quietud del huerto sosegado,
y en el recuerdo de la gente pura
que me lo hizo sagrado.
Te adoro en la memoria
de aquella santa de sencilla historia
que la tierra del huerto que he heredado
santificó con su adorable planta
y el dulce ambiente nos dejó inundado
de perfumes de santa.
Dondequiera que estés, mujer hermosa,
predestinada esposa,
que merezcas posar aquí tu planta,
que merezcas sentarte en esta piedra
que coronó de hiedra
la mano de una santa,
ven al huerto querido,
y a la sombra de Dios, Padre del mundo,
pondremos cama nueva al viejo nido
que mi sangre y mi Dios quieren fecundo
El cielo todavía
no ha otorgado a mis ojos el consuelo
de deber tu hermosura, ¡oh virgen mía!;
pero te adoro en el azul del cielo,
y en el tranquilo resbalar del día,
y en el silencio de la noche oscura,
y en la quietud del huerto sosegado,
y en el recuerdo de la gente pura
que me lo hizo sagrado.
Dondequiera que estés, mujer hermosa,
predestinada esposa,
que merezcas posar aquí tu planta,
que merezcas sentarte en esta piedra
que coronó de hiedra
la mano de una santa,
ven al huerto querido,
y a la sombra de Dios, Padre del mundo,
pondremos cama nueva al viejo nido
que mi sangre y mi Dios quieren fecundo
Mi padre se sentaba en esta piedra,
que coronó de hiedra
la mano santa de mi santa madre…
Fue un altar al amor en roca dura
con dosel de verdura,
trono de patriarca con mi padre
y urna de santa con mi madre pura.

Ya está solo el edén. Todo es desierto.
Detrás de mis santísimos ancianos ... (ver texto completo)
¡Jamás he comprendido
por qué Dios ha querido
que el vástago más ruin y débil sea
el último habitante de este nido.
Querrá Dios encerrarme
tal vez para ganarme,
porque en estas sagradas espesuras,
donde pasos al cielo son los días,
yo no puedo sentir cosas impuras,
yo no puedo soñar cosas impías.
Yo, cuando el sol del arenal me ciega
y en fuerza de mirar siento borrosa
la visión luminosa
donde parece que jamás se llega…
Cuando el sudor anega
mis doloridos empañados ojos,
cuando me hieren los aceros fríos
de punzantes abrojos,
cuando me azotan los hermanos míos
que me encuentro de frente en el desierto, ... (ver texto completo)
Mi padre se sentaba en esta piedra,
que coronó de hiedra
la mano santa de mi santa madre…
Fue un altar al amor en roca dura
con dosel de verdura,
trono de patriarca con mi padre
y urna de santa con mi madre pura.

Ya está solo el edén. Todo es desierto.
Detrás de mis santísimos ancianos ... (ver texto completo)
Lo poco que en el mundo me ha quedado
lo tengo en este huerto,
siempre al estruendo mundanal cerrado,
siempre a la voz de mi sentir abierto.
En medio está enclavado
del árido desierto,
triste vivienda de la grey humana
que duda de la tierra prometida,
cada vez más lejana,
cada vez hacia Oriente más hundida
Yo, cuando el sol del arenal me ciega
y en fuerza de mirar siento borrosa
la visión luminosa
donde parece que jamás se llega…
Cuando el sudor anega
mis doloridos empañados ojos,
cuando me hieren los aceros fríos
de punzantes abrojos,
cuando me azotan los hermanos míos
que me encuentro de frente en el desierto,
vertiendo sangre a ríos
y lágrimas a mares, torno al huerto ... (ver texto completo)
Poema Tradicional de Jose Maria Gabriel y Galan

El huerto que heredé de mis mayores
no tiene bellas flores
de efímero vivir ni tenues frondas;
tiene hiedra sagrada
de hojas perennes y raíces hondas;
fresca niñez y ancianidad honrada.

Una bíblica higuera ... (ver texto completo)
Lo poco que en el mundo me ha quedado
lo tengo en este huerto,
siempre al estruendo mundanal cerrado,
siempre a la voz de mi sentir abierto.
En medio está enclavado
del árido desierto,
triste vivienda de la grey humana
que duda de la tierra prometida,
cada vez más lejana,
cada vez hacia Oriente más hundida
Poema Tradicional de Jose Maria Gabriel y Galan

El huerto que heredé de mis mayores
no tiene bellas flores
de efímero vivir ni tenues frondas;
tiene hiedra sagrada
de hojas perennes y raíces hondas;
fresca niñez y ancianidad honrada.

Una bíblica higuera ... (ver texto completo)
Cualquiera puede enfadarse. Eso es fácil. Pero enojarse con la persona que se debe, en el grado debido, a la hora precisa, por el motivo justo y de la manera correcta... eso no es fácil (Aristóteles)