Un día despertó y vio que ya no estaba
en su humilde cantón.
El oxidado patín era un recuerdo
y los botones, que formaban su escuadrón,
eran tan solo pequeñas cosas
que guardaba en un cajón.
Pronto en un joven se convirtió y
la razón de su vida,
en la música encontró.
10 años estudió
en la escuela superior
y entre clases de solfeos,
pentagramas y armonías
en clásico concertista
de guitarra se forjó
en su humilde cantón.
El oxidado patín era un recuerdo
y los botones, que formaban su escuadrón,
eran tan solo pequeñas cosas
que guardaba en un cajón.
Pronto en un joven se convirtió y
la razón de su vida,
en la música encontró.
10 años estudió
en la escuela superior
y entre clases de solfeos,
pentagramas y armonías
en clásico concertista
de guitarra se forjó