PETRES: La que se condenó, por siempre y para siempre,...

Carmen González Huguet

La enemiga

La sierva.
Nunca amante, ni amada,
ni la amorosa compañera,
ni la amiga.

Nunca la igual,
sino la subalterna.
La mejilla ofendida.
La carne doblegada.
La humillación servil.
Las manos y la voz
encarceladas por el miedo.
La que dibuja sumisión
disfrazando de amor el cruel despecho.

La que se condenó, por siempre y para siempre,
a no ser más que sombra y que silencio,
a girar sin resposo, ilusa luna,
en torno de un planeta indiferente.
La que vigila pasos y susurros
y vive carcomida de sospechas.

La que guardó su castidad preciosa
para el festín de la primera noche.
La que odió al que devoró las ilusiones
de la infancia
y la hizo estrellarse contra el polvo
de la vergüenza y el asco cotidianos.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
La que terminó odiando
hasta la fecundidad sin pausa de su vientre,
condenada a repetir en sus hijas y nietas,
como en un laberinto de espejos,
el mismo dédalo sangriento y angustioso
de su madre y su abuela,
y de las madres y las abuelas todas de su estirpe.

La que jamás se atreve a disentir en alta voz,
pero que va frenando los proyectos de su amor ... (ver texto completo)