Ana Emilia Lahitte
El cuerpo
A Jorge García Sabal y Alfredo Veiravé
Asumo
en huesos frágiles
el esplendor del ser y su destierro
mi médula salvaje
mi ambigüedad
tajeada por las uñas de Dios.
El cuerpo
A Jorge García Sabal y Alfredo Veiravé
Asumo
en huesos frágiles
el esplendor del ser y su destierro
mi médula salvaje
mi ambigüedad
tajeada por las uñas de Dios.
El cuerpo.
Sólo somos
su huésped transitorio.
Su más desheredado habitante
mortal.
Sólo somos
su huésped transitorio.
Su más desheredado habitante
mortal.
Desde
el alba del hueso
la carne
es un latido anterior a sí misma.
el alba del hueso
la carne
es un latido anterior a sí misma.
3
La carne
sólo piensa cuando el pulso vacila
y en su lugar se instalan
los enigmas.
La carne
sólo piensa cuando el pulso vacila
y en su lugar se instalan
los enigmas.
4
Cuando la carne aúlla
o se desangra
el hombre resplandece en su verdad
de sed
de lumbre y brama
Cuando la carne aúlla
o se desangra
el hombre resplandece en su verdad
de sed
de lumbre y brama
6
La carne.
Su batalla
entre la seducción y el desengaño.
De lo humano
hereda la imprudencia y el goce
de exponer su intemperie desnuda
ante los astros.
Como único escudo
la piel.
Ese milagro.
La carne.
Su batalla
entre la seducción y el desengaño.
De lo humano
hereda la imprudencia y el goce
de exponer su intemperie desnuda
ante los astros.
Como único escudo
la piel.
Ese milagro.
7
Mis pieles sucesivas
obsesivas
fueron aniquilándome
devastándome
al parecer en apariencia
y rescatarme luego
en carne viva.
Mis pieles sucesivas
obsesivas
fueron aniquilándome
devastándome
al parecer en apariencia
y rescatarme luego
en carne viva.
9
Llevo
en carne abierta
los trofeos
de la resurrección y el desarraigo.
Y en los cuerpos ajenos
el gran riesgo
de amarlos.
Llevo
en carne abierta
los trofeos
de la resurrección y el desarraigo.
Y en los cuerpos ajenos
el gran riesgo
de amarlos.