Félix María de Samaniego
LA LECHERA
Llevaba en la cabeza
una Lechera el cántaro al mercado
con aquella presteza,
aquel aire sencillo, aquel agrado,
que va diciendo a todo el que lo advierte
« ¡Yo sí que estoy contenta con mi suerte!»
LA LECHERA
Llevaba en la cabeza
una Lechera el cántaro al mercado
con aquella presteza,
aquel aire sencillo, aquel agrado,
que va diciendo a todo el que lo advierte
« ¡Yo sí que estoy contenta con mi suerte!»