María Baranda
En los pistilos
De luz te vi nacer donde la estirpe
de un sol de sangre entre las nubes
límpido alumbra la voz de las raíces.
Si entro en tu sueño me despierto,
amanecen las sombras por tu alcoba,
en tu nombre se enciende verde el mundo
donde estallan luciérnagas de lumbre.
Desde lo alto de ti en un acorde me bendices
y con el barro de tu boca formas
un pedazo de mí como tu historia propia.
Calla por ti el soplo lengua adentro,
la ronca voz donde maldices.
Tu piel en su ritmo me levanta
y en los cármenes te escucho pesumbroso
cómo devoras mi carne y mis fermentos.
En los pistilos
De luz te vi nacer donde la estirpe
de un sol de sangre entre las nubes
límpido alumbra la voz de las raíces.
Si entro en tu sueño me despierto,
amanecen las sombras por tu alcoba,
en tu nombre se enciende verde el mundo
donde estallan luciérnagas de lumbre.
Desde lo alto de ti en un acorde me bendices
y con el barro de tu boca formas
un pedazo de mí como tu historia propia.
Calla por ti el soplo lengua adentro,
la ronca voz donde maldices.
Tu piel en su ritmo me levanta
y en los cármenes te escucho pesumbroso
cómo devoras mi carne y mis fermentos.
Todo en mí avanza y se detiene
y todo por entero desciende en un relincho:
lo que no fui lo que no soy,
lo que me nubla y me desaparece, animal
que lame al animal de la doliente.
Las bodas de las flores se dan sobre el estigma.
El polen se desprende al comenzar la aurora
y en un solo momento la vida se redime
y entonces se retira.
y todo por entero desciende en un relincho:
lo que no fui lo que no soy,
lo que me nubla y me desaparece, animal
que lame al animal de la doliente.
Las bodas de las flores se dan sobre el estigma.
El polen se desprende al comenzar la aurora
y en un solo momento la vida se redime
y entonces se retira.