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PETRES: Blanco el incienso que a los aires sube;...

Bien hayas ¡oh blancura!
anidadora de la esencia pura;
no era precisa, no, la voz del sabio
para mover en tu loor el labio:
que nada afirma la preclara Ciencia
que no está ya grabado en la conciencia;
de blanco la natura soberana
sus hijos predilectos engalana,
y hasta la fantasía, cuando crea,
de blanco viste la naciente idea.

Blanca es la virgen nieve
que, en los comienzos, el arroyo bebe;
blancas las perlas que la fresca aurora,
al despertar, sobre los campos, llora;
blanca del agua la rizosa espuma;
blanca del cisne la luciente pluma;
blanca la leche que alimenta al niño,
y son blancas las pieles del armiño.

Blanco el incienso que a los aires sube;
blancas pintan las alas del querube;
blancas son la inocencia y la alegría;
blanca la fe que entre las sombras guía;
blanco es el lirio, de pureza emblema
es blanca de la virgen la diadema;
y, según dicen, es el blanco velo
traje de recepción allá en el cielo.

El rosa y el azul, pese al poeta,
son blancura incompleta;
que es el blanco la suma de colores
que miramos dispersos en las flores,
o se ofrecen hermosos
del iris en los rayos luminosos,
cuando la lluvia misma
hace las veces de gigante prisma.
Bien hayas ¡oh blancura!
Tú asumes colores y perfumes;
armonioso conjunto,
de la eterna Unidad débil trasunto;
recreo del sentido
que en ti encuentra placer no dividido;
antes que el fallo pronunciara el sabio,
ya al corazón lo transmitía al labio,
que nada afirma la preclara Ciencia
que no haya anticipado la conciencia.