Me da pena mi
pueblo. No nací aquí, pero decidí vivir aquí. De verdad que siento lástima cuando compruebo en qué se está conviertiendo.
Ni normas, ni disciplina urbanística, ni nada. Las construcciones se multiplican, y encima el alcalde achanta a los contructores exigiéndoles viviendas de "alto poder adquisitivo" para evitar que "cualquiera" -como él dice- pueda comprarse un piso aquí, y asegurarse así un voto ultra-conservador.
No se esconde y lo proclama: "quiero que mi pueblo siga votando a
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