Historia
La línea de costa de
Valencia, carente de cualquier abrigo natural, fue un serio obstáculo para el inicio de los intercambios marítimos comerciales. A pesar de ello, constan antecedentes de dicha actividad que se remontan al Siglo VI antes de
Cristo. Es bastante después, como consecuencia del privilegio otorgado el 17 de marzo de 1491 al caballero valenciano Antoni Joan por el Rey Fernando El Católico, cuando podemos establecer un primer antecedente de una explotación propiamente portuaria. A partir de ese momento, el vigor económico de los valencianos, se materializó en un
comercio portuario creciente, que llevó al Rey Pedro III de
Aragón a conceder a Valencia el establecimiento de la Jurisdicción marítimo-comercial del Consulado de
Mar. Ya en la segunda mitad del Siglo XV, la ciudad de Valencia, con 75.000 habitantes, era la más poblada de la Península Ibérica, y su
puerto era el más importante de la Corona de Aragón, teniendo líneas de navegación con
puertos de
Italia, Europa Occidental y el Norte de África.
A partir de esa fecha y hasta el Siglo XIX se realizan diversos proyectos de construcción y mejora de las instalaciones sin demasiado éxito debido a las avenidas del
río Turia y al crecimiento de la
playa. Paralelamente, el tráfico del puerto va creciendo, obteniendo los privilegios de comercio con otros reinos en 1679 y con América en 1791, y estableciéndose como la sexta provincia marítima de
España.
A lo largo del Siglo XX, se realizan obras de mejora sobre los
edificios y almacenes y se continúa con la ampliación de los muelles hasta llegar a la configuración actual, con instalaciones especializadas para cada tipo de mercancías. Estas ampliaciones, ligadas a la aparición del tráfico de contenedores en los últimos años, permiten a Valencia alcanzar su posición actual de liderazgo entre los puertos comerciales del Mediterráneo Occidental.