Jardín
superficie planificada donde se cultivan especies vegetales, para su contemplación y disfrute
Para otros usos de este término, véase Jardín
Un jardín (del francés jardin,
huerto), es una zona del terreno donde se cultivan especies vegetales, con posible añadidura de otros elementos como
fuentes o
esculturas, para el placer de los sentidos. En castellano se llamaba antiguamente huerto de
flor para distinguirlo del huerto donde se cultivan
hortalizas. La adopción de la palabra en francés hizo más fácil la distinción entre uno y otro vocablos.
Hacer estos
huertos sin finalidad económica, únicamente por goce estético, arrastra una larga
tradición, y ya eran famosos los
Jardines colgantes de Babilonia, considerados como una de las maravillas del mundo antiguo, lo que denota que estos espacios de ocio tienen desde entonces una larga tradición.
Un jardín puede incorporar tanto materiales naturales como hechos por el hombre. Los jardines occidentales están casi universalmente basados en las plantas. Sin embargo, algunos tipos de jardines orientales, como los jardines Zen, apenas las usan o, no las usan en absoluto.
Los
parques zoológicos, que exhiben animales en hábitats naturales simulados, eran antiguamente llamados jardines zoológicos.
La jardinería es el
arte de crear estos espacios, y acompaña a la
arquitectura, puesto que son un complemento de los
edificios e, incluso, a menudo tienen construcciones en su diseño.
A lo largo de la
Historia los jardines han variado no solamente en sus estilos sino que también en relación a las especies. La ingeniería genética y el desarrollo de los viverista han aportado gran diversidad de variedades híbridas adaptadas a requerimientos del diseño.
También la corriente ecológica planifica un jardín teniendo en cuenta las plantas autóctonas de la región, permitiendo así el buen manejo de la biodiversidad existente.
Escuela de aprendices Unión Naval de Levante
La guerra pasó y la
fábrica valenciana de
barcos se centró en su tarea principal. En 1942 comenzaba la formación de operarios procedentes de la empresa con 127 alumnos. Fue en 1951 cuando se inauguró la escuela de aprendices de Unión Naval de Levante en un
edificio que ahora alberga la sede de la Autoridad Portuaria de Valenciana. En total han sido 43 promociones y algo más de mil los alumnos, muchos de ellos hijos de antiguos aprendices que pasaron por esta escuela. «Procuró dar no sólo una formación técnica, teórica y práctica, sino también física y humanística e inculcar entre otros valores el afán de superación», recordaba el presidente de la Autoridad Portuaria de
Valencia (APV), Rafael Aznar en un reciente encuentro con antiguos alumnos de este centro. Más del 80 % de estos aprendices finalizaron su vida profesional en la propia empresa. Lamentablemente las circunstancias socio económicas por las que se atravesó a finales de los ochenta condujeron al cierre de este centro de formación.
De las instalaciones del
puerto de Valencia salieron buques de pasaje y de carga, petroleros, quimiqueros y barcos especializados en el transporte de graneles, así como ferry. En los últimos años se había especializado en la construcción de remolcadores. Los astilleros vivieron posteriormente una época dura. En 1983, el entonces exvicepresidente económico del Gobierno Fernando Abril Martorell fue nombrado presidente del astillero, cuyo accionista mayoritario era el Banco Central. Como vicepresidente de la empresa se incorporó el exsecretario de Estado para las autonomías y catedrático de Derecho Mercantil, Manuel Broseta. Tuvieron que lidiar con una profunda reestructuración por la crisis industrial y acometieron diversos expedientes de regulación de empleo y de suspensión de pagos pactado con la plantilla. En 1989, Eduardo
Santos dejó la presidencia de Nueva
Montaña Quijano en la junta general de accionistas para incorporarse a la presidencia de la compañía, sustituyendo así a Fernando Abril Martorell. La plantilla global pasó en poco tiempo de de más de 2.000 trabajadores directos a pocos menos de 1.500, aplicando un programa de jubilaciones anticipadas pactado con los sindicatos. También fueron necesarias varias ampliación de capital para enjugar las pérdidas millonarias que arrastraba la compañía.
Puerto de Valencia
Valencia fue fundada en el año 138 antes de
Cristo sobre una isla situada en el centro del
río Turia, alejada del
mar unos pocos kilómetros; el primer puerto de la ciudad fue por tanto un puerto fluvial. Las
embarcaciones llegaban hasta un pequeño muelle hecho de madera en el mar y desde aquí pequeñas embarcaciones remontaban el río hasta el puerto de la ciudad.
Aunque no hay constancia de ello probablemente antes de la conquista cristiana hubiese un pequeño embarcadero, pues en la crónicas se cita que el rey recibía ayuda a través del mar. Este lugar recibió el nombre de Grau (del latín Gradus) que más tarde se castellanizaría con el nombre de Grao.
Con el desarrollo de la ciudad de Valencia, la costa se va poblando de marineros y pescadores y se crea en 1249 "Vila Nova Maris Valentie" (Villanueva de la Mar de Valencia o Villanueva del Grao). Se trata de un pequeño poblado protegido con una frágil
muralla y una
torre. En este poblado se erige una pequeña
iglesia dedicada a
Santa María que con el tiempo se llamaría Santa María del Mar. También se construyen las Atarazanas para la reparación de barcos y conservación de útiles marineros.
Durante siglos Valencia careció de un puerto de mar en condiciones. Su costa baja y arenosa no ofrecía protección adecuada a los barcos, y las corrientes y
tormentas marinas aterraban cuando no destruían los sucesivos embarcaderos que se construyeron.
La primera construcción portuaria de cierta entidad se debe a un privilegio concedido por el rey Fernando el Católico a favor de Antoni Joan quien en 1483 realiza un
puente de madera "Pont de Fusta" que realiza las funciones de puerto pero siempre en precarias condiciones. Este primer puerto o embarcadero perduró hasta 1555.
Durante los siglos XIV y XV la actividad portuaria ha ido en aumento, en el año 1535 se levanta un baluarte o fortaleza que viene a dar mas seguridad al puerto costero, pero las instalaciones siguen siendo precarias y de madera y el transporte de mercancías sigue realizándose en
barcas a través del río. En 1575 la ciudad de Valencia construye otro embarcadero también de madera.
En 1686 el "Consell de la Ciutat" encarga a Tomás Güelda la construcción de un muelle de
piedra; muelle que no llegó a ser terminado y que finalmente fue destruido en la Guerra de Sucesión a la Corona de
España por el general austracista Juan Bautista Basset Ramos a fin de aprovechar los sillares en la reconstrucción de las
murallas de la ciudad. Ante este fracaso se construiría en 1699 un nuevo muelle-puente de madera. Con posterioridad se suceden algunos proyectos o ampliaciones que no llegan a cuajar y habrá que esperar al 26 de marzo de 1792 en que Manuel Miralles, ingeniero hidráulico y capitán de fragata coloque la primera piedra de un nuevo puerto recuperando así el proyecto original de Güelda de construir un puerto de referencia para la ciudad. Las obras de este puerto se verán interrumpidas por el inicio de la Guerra de la Independencia en 1808.
Terminada la guerra las obras de mejoras se suceden. En 1826 Juan Bautista de la Concepción Llovera y Lloved da inicio a las obras de mejora que darán al Puerto su actual configuración. Así durante el siglo XIX se construye el dique de Levante, y el contradique de Poniente, por lo que queda cerrada una dársena interior pentagonal, que es el germen del actual puerto de Valencia. En 1880 se crea la Junta del Puerto de Valencia que desde entonces es la encargada de realizar todas las obras de reparación, obras y acondicionamiento de las instalaciones portuarias.