La
historia de
Venta del Moro está fuertemente ligada a la de Requena, de la que ha sido aldea hasta su definitiva segregación en 1836. La comarca en general ha sido un territorio fronterizo de escaso poblamiento hasta el siglo XVIII, pero con una actividad importante de tránsito de mercancías y pasajeros. Ya a partir del año 1021, Requena marcó la divisoria entre los reinos de taifa de
Toledo y
Valencia. El Tratado de Cazola en 1179 entre Alfonso VII de Castilla y Alfonso II de
Aragón reservaba la reconquista de Requena a los castellanos, como así sucedió con Fernando III hacia 1238. Alfonso X entregó su carta de población a Requena y su Tierra en 1257. Es una Carta Puebla benevolente que concede una serie de licencias y privilegios importante para los pobladores y le otorga el Fuero de
Cuenca (posteriormente Fuero de Requena). Requena se siguió viendo favorecida por la concesión de
Puerto Seco en 1264 y Almojarifazgo como aduana de Castilla, donde debían tributar las mercancías en tránsito. La Tierra de Requena, excepto breves periodos de dominio señorial con el Conde de Castrojeriz (1465-1468) y el Marqués de Villena (1470-1480), ha sido tierra de realengo dentro del Reino de Castilla. Este primitivo alfoz de Requena englobó los actuales municipios de Requena, Utiel (hasta 1355), Mira (1537),
Villargordo del Cabriel (1747), Camporrobles (1782),
Caudete de las Fuentes,
Fuenterrobles y Venta del Moro (los tres últimos hasta 1836).
Las actas del Concejo de Requena que principian en 1520 señalan Venta del Moro y
Jaraguas como límites de su Redonda (1522) y como tierras de dehesas donde se señalan las de Realame y Palomarejo (1528) o Sevilluela (1545). Este adehesamiento produjo frecuentes conflictos con la vecina población de Iniesta que realizaba aprovechamientos forestales y ganaderos en esta tierra que estaba muy escasamente poblada. El 3 de agosto de 1557 el Concejo de Requena decidía realizar un cordón sanitario por peste hasta Venta del Moro. Una visita pastoral datada en 1579 del Obispo de Cuenca cita Venta del Moro como un lugar de 7 vecinos y 24 personas de
comunión que en otra visita pastoral de 1588 se convertirían en 6 vecinos. En 1601, Juan Marco “El Mozo”, vecino de Requena, legaba tierras a favor de la
fábrica de la
Iglesia de Venta del Moro. En 1593 se nombra por primera vez un alcalde pedáneo para Venta del Moro, primer antecedente, pues, de administración municipal.
En el censo de 1699, Venta del Moro era aún un
pueblo de sólo 15 vecinos, pero será en la segunda mitad del s. XVIII cuando se constata ya un importante crecimiento demográfico en la zona con aportes migratorios. De hecho, en las “Respuestas Generales al Catastro del Marqués de la Ensenada” de 1752 el término actual de Venta del Moro figura con un total de 101 vecinos (450 habitantes aproximadamente) repartidos entre Venta del Moro con 36 vecinos,
Casas de Pradas con 12, 10 en Jaraguas, 7 en Tamayo y un muy reducido número de vecinos entre las aldeas más pequeñas del término y sus
caseríos (4 en
Casas de Moya y también en
Las Monjas y Los Cárceles, 3 en
Casas del Rey, 2 en
Los Marcos...).
En 1845, el “Diccionario Geográfico-Estadístico” de Pascual Madoz describe el término con una población de 360 vecinos o 1432 almas; un terreno agrícola cultivado de 21.000 almudes con una producción de trigo, cebada, centeno, avena, vino, aceite, azafrán, patatas, lino, cáñamo, miel y
hortalizas y la existencia de una fábrica de jabón, una de aguardiente, 2 almazaras de aceite y dos tejedores de lienzos vastos.
Por Real Orden del 26 de junio de 1851, Venta del Moro junto con el resto de la comarca (exceptuada Sinarcas) pasaban a incorporarse a la provincia de Valencia, fijándose el límite con Cuenca en el
río Cabriel. Fue una decisión motivada especialmente por razones económicas (el
comercio con Valencia era desde hacía muchos años una realidad creciente) y que fue apoyada por la oligarquía requense. Sin embargo, en el
campo eclesiástico la dependencia de la Diócesis de Cuenca se prolongaría hasta 1957.
En el Nomenclátor de 1870 el término contaba con 2.104 habitantes, repartidos en 453 casas (170 en Venta del Moro pueblo).
Por Real Orden del 26 de junio de 1851, Venta del Moro junto con el resto de la comarca (exceptuada Sinarcas) pasaban a incorporarse a la provincia de Valencia, fijándose el límite con Cuenca en el río Cabriel. Fue una decisión motivada especialmente por razones económicas (el comercio con Valencia era desde hacía muchos años una realidad creciente) y que fue apoyada por la oligarquía requense.
En 1900 eran ya 3.309 habitantes, prosiguiendo una tendencia de incremento demográfico que no cesaría hasta la década de 1950.