De vergüenza el alcalde de Alboraia, de vergüenza. Un
pueblo agricultor por excelencia, que da gusto ver sus
campos cuando pasas por cualquiera de ellos, lo limpio, lo bien trabajado y quiere hacer una megafiesta para destruir parte de él, además con mentiras diciendo que era un basurero, cuando habían campos que estaban labrados.
Un 0 a los agricultores que se prestaron a alquilar sus campos por unos míseros euros.
¿Quien estaba
comprado?