Odas de un maestro.
Reconfortantes historias
qué quiero cultivar
en este humilde papel
las quiero recordar.
No tenía
coche,
todos los
caminos andaba,
para impartir clases
a los cortijos me trasladaba.
Hasta 7 kilómetros
todos los días caminaba,
de maestro de
escuela
muy bien me paseaba.