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Conversaciones y sucesos en la casa de Purita de las Cabezuelas: Guadarrama.

Conversaciones y sucesos en la casa de Purita de las Cabezuelas: Guadarrama.
Las cualidades de Purita según su madre y ella misma.
¬ Purita: Hay que ver la voz de clarinete, que tienes – Comenta Justo – ¡Si gritas, se te mete por una oreja, y te sale por otra como virutas de acero!
¬ No lo sabe tú bien, niño. El otro día fui al médico, y me dijo lo mijmo:
“¬ Tiene usted, una vó, privijiliá. Hay que vé, qué clara y que cantarina é” ¿Y mis pielnas? Mira lo que te viá decí: Ejtaba yo con mi mamá en la estación de Cabra, que veniamo a vel a Alfonso, y entose, era yo una mosita pizpireta, mu morena ¡mu moreeena! con uno ojo, que a lo mosito quitaban el sentío, y se no s’aserca un señol, mu bien trajeao, “Buenas tardes, señora” le dice a mi mamá. “Es usted la mamá de esta señorita”
¬ ¿Oiga, señol: ¿Qué quiere sabel de mi hija?
¬ Polque mira lo que te viá desí: Cuando yo estaba entavía con mi mamá en el Cortijo del Rey, era una niña mu boniita, un boniiiita, y mu grasiosa, que to er mundo se fijaba en mi pelsona. No es porque lo diga yo, que todo er mundo y todas las personas lo desían. Tonse, quel señol que me miraba y remiraba, se le acelca a mi mamá, pa preguntal. le si la presiosidá, que era yo, era hija suya.
¬ Sí señol. Le contesta mi madre, pero puniendose delante pa tápame, polque aqué señol tan trajeado, y de tanto sombrero recupeteado, se m’acelcaba demasiao y no me quitaba el ojo de la pechera. Tonse, yo, tenía unos pechito, mu menudito, pero presioso y echaos pa lante que ni sujetadol presisaba.
Purita, sujeta al interlocutor, que no interlocuteaba ni una, para que no se vaya, que cosas muchas tiene por contar. Para esto hacer, a cada movimiento del tal callado, le da una palmada en el brazo, y le pellizca la manga de la camisa, como si tirara para sí, y del sufrido escuchador y de su atención. (Este instructivo monólogo, fue registrado con un grabador de bolsillo. El que escribe, intenta plasmar en el escrito, la manera de hablar de Purita prescindiendo de reglas de ortografía: Cuando pone una L en lugar de una R, el sonido es, entre las dos, por el fresnillo que Purita tiene)
El oyente, todo y en regocijándose de la grabación, solo quiere plasmar en este capítulo, el carácter machacón y un tanto imbuido de ella misma, de su cuñada que a pesar de la poco cultura que tiene, tonta no es. hundido en el incómodo sofá, Justo se remueve, tirando de las costuras de su pantalón vaquero, que se le clavan en las ingles, con el consiguiente malestar. Ha hecho varios intentos por levantarse, pero un “Cucha que te diga” Y el consiguiente pellizco en la manga, le han impedido realizar. Pero ahora, se levanta,
¬ Un momento, Purita, - le dice, mientras se tira de las molestas costura, sin atreverse a meter la mano por la cintura y colocarse sus arreos en una buena postura. Pero Purita continúa con su recito:
¬ “Yo soy buscadol de figura para los esenario, pal teatro y pal sine; Y veo que esta niña tiene artitudes para sel artista.” Todo esto desía el mu sinvelguensa, sin dejá de mirame descarao a la pielna y a las teta. Le desía a mi mamá, que él podía llevalme a servil a su casa, con su señora que ejtaba incapasitada, y de paso, me daría clases para que me juera apreparando para trabajal en una película.
Ahora que ha conseguido levantarse, Justo, cual caracol sobre hierba mojada, resbala hacia la puerta del balcón delantero, intentando zafarse de la garra pellizcona de su cuñada. Solo consigue arrastrarla a ella también, y la confesión continúa al fresco de la sombreada terracita.
¬ Polque ¿tu vé? Entose yo tenía uno purmone mu güeno, mu Güeeeno… Y eso que me secaron uno, fue pol un asidente, de una purmonía mal curá. Y ¿lo ojo? Tenía yo lo ojo, con unas pestaña, que pocas pelsona puéen presumil de tenel. Y vía, veía… Porque esta nube que tengo en este, fue por curpa de méico, que me echó un colirio, que me saltó la niña, y meno mal que como me dolió muncho, me puse a grital y ya no me echaron en el otro. Entavía lo tengo imejorable. Veo con él…Que no te lo puede afigural.
El perro Nerón, aprovecha que la puertezuela de hierro está abierta, para meterse en la terraza, y viene a los pies del único que parece prestarle atención. Con andares de lobo, rabo entre las patas, se coloca delante de Justo, se echa y le pone una mano sobre su zapato. Justo sabe que esta afición por el, revienta, a Rafa, que no tolera que su perro quiera más al gabacho que a él que le da el mendrugo.
¬ ¿Rafa? Échale un ojo a “tu” “mi perro.
¬ ¿Y qué hace el mamón ese, en la terraza? A ver si le tira una maceta a la Pura, y la tenemos…
¬ No me cambies de conversación. La suerte tuya, es que vivo muy lejos de aquí; sin lo cual, sin perro te quedabas, ¡Te lo digo yo!
¬ Eso es porque tú lo mimas y yo no; Pero el perro sabe quién es su dueño.
¬ Y quién es su amigo. No se te pase.
¬ pues bien tonto es. Que tú lo que le haces son judiquerías. Como echarle la manguera y ponerlo perdido de agua.
¬ Y traerle de Villalba sus pedacitos de carne, y su hueso de piel, y decirte que le des pastillas para que se reponga de esa enfermedad que le bloca el tren trasero… ¿Tú crees que no se da cuenta? Pues yo creo que su instinto, sabe que yo le tengo apego, y si lo mojo, es por jugar con él, y para que se refresque, y al perro, lo que le preocupa es que alguien lo tenga en cuenta, aunque le haga rabietas.
¬ ¡Nerón! ¡Fuera de la terraza! ¡A la puta perrera! – Se desahoga Rafael, contra su ingrato perro.
¬ Esta diversión, parece haber terminado con la enumeración de todas las innumerables gracias de Purificación; Peeero, una vez el perro echado de la compañía de los inhumanos humanos, se engancha de nuevo a la manga de la camisa de JP,
¬ ¡Cucha! ¿Y las pielnas? Mira Ajusto: “La pielna las tiene esta niña, como dos columnita de alabastro” Le desia el señol a mi mamá.
¬ ¿Y tu madre? ¿Qué decía de todo esto?
¬ Mire señol: Váyase pol su camino, ante que mi marido salga por esa puelta que da al bar de la estación. Que tiene mu mala leche, y iguar le pega un garrotaso, por entrometido. Aquí no queremos que nos venga a engatusá, que no jase farta, ni mi niña se va a meté a artista.- Cucha, que no era sierto que mi pobresito padre, estuviera en la cantina, que se había muelto del subión de asuca que le dio en Cabra.- Y nosotrs semos gente sesilla pero honrada y no jasemos esos ofisios de perdisión.
¬ Toral, que no te fueiste de artista con aquel señor.
¬ ¡Que va! Mi madre me dijo, que aquel tipejo lo que andaba buscando era otra cosa, y si le gustaba mi pielna, era pa otra cosa.
¬ ¿Y en esas admirables piernas, no te dio una flebitis?
¬ ¡Ay, Jomío! Pero eso fue por el embaraso de mi Milagrito. Que si no, yo tenía pielnas pa una exposición. Fue por el nasimiento de la niña que me dio la flojiti.
¬ Nadie es más rico que aquel que se contenta con lo que tiene, Pura.
¬ Yo sí, yo, yo sí. A mí no me jase farta que me hagan ningún injerto.
Llegados a este punto, Purita hace ademán de meterse para la casa, probable, que quisiera empezar los preparativos de la cena. Justo está pensando, que la pobre Pura, acusa los golpes de sus múltiples abortos, y su otros percances que se salieron de madre, en daños colaterales, como se dice, pero que le hicieron yesca todos sus atributos. Todo se hubiera quedado en sus palmas de laurel, si Rafa no hubiese intervenido para sentenciar como de costumbre tenía, antes de que se le desinflaran sus ínfulas, con el asunto del cementerio.
¬ O sea – dijo- Que tienes una nube en ese admirable ojo, y Tataratas en el otro, ves menos que pepe leches, y encima andas presumiendo de ver mejor que los demás…
¬ ¡Mira quién habla! El segato de las lentes de culo de botella de cava….
¬ Pero yo, no presumo de tener ojos de Mata Hari, ni piernas de alabastro, que te he oído decirle eso a Justo.
¬ Anda ecarabajo, Sepurturero, mal hombre que me engáñate, y ¿ensima te vas a burlá de mí? Pos asín me veo por tu curpa. Y cuando me pretendite, tenía que habete dao con la puerta en la narise, que bien guapa que entose me veías, escarabaaaajo, ¡sepurtureeeero!
¡Ya le subió el faraute! Cuando Purita tiene un tema entre las cejas, es imposible de distraerla; a la más mínima, resurge como el agua en los pozos artesianos. Milagros se acerca reñirles, Rafa yerno, se marcha al otro patio, Rafael, se va a ver si tiene presión la bomba del agua, y a consolarse con su vino paleto y Justo, sobrevuela, todas estas contingencias, sin saber dónde está la verdad del cuento, ay señor de mis tormentos. Lo que nunca pudo perdonar Purita a su marido, fue que se atreviese a meter su picha de gancho en otro culo más feo que el suyo, o de menos alcurnia; así le parecía a ella.