Decir que las personas tenemos más defectos que virtudes, es como inventar la sopa de de ajo, casi una perogrullada, pero es verdad. Andando por los caminos romanos de este conjunto de pueblos que vivimos en esta península que podemos llamar tranquilamente España para entendernos, o Iberia, para que no se mosqueen los portugueses; nos podemos encontrar de todo, como en botica. Por eso quizás, siempre vamos con la mosca detrás de la oreja, pero a veces, tras desbrozar el campo, nos encontramos que ... (ver texto completo)