Zp, alias Bambi, se va a reunir con el turco Recep Tayyip y unos cuantos mandamases más en, fíjate tú, Estambul, la de ciudad de Constantino el Grande, cabeza del mundo cristiano oriental hasta 1453, cuando ya se sabía que había una tierra muy grande al otro lado del Atlántico. La vieja Bizancio, a la que a partir de esta fecha los otomanos le cambiaron el nombre y le pusieron Estamboul y, también se impuso el árabe y sus leyes basadas en su libro sagrado.
La ciudad por antonomasia, va a ser el preludio de un intento de la rama evolucionada de la humanidad, para llegar a un acuerdo entre civilizaciones que llevan arreándose garrotazos unas a otras desde ya demasiados siglos y, este concepto de alianza de civilizaciones, a nosotros, los del mundo sociológicamente cristiano y a ellos, los sociologícamente musulmán, de momento nos puede parecer como muy difuso pero, el fundador del moderno estado turco, Atatürk, consiguió en unos quince años, de 1923 a 1928, convertir en una potencia occidentalizada al viejo estado medieval otomano, transformando a un sultán con turbante y polígamo, en un atildado presidente de una república laica. Parece mentira, pero en menos que canta un gallo, reemplazó el alfabeto árabe por el latino, por lo que todo el mundo que sabía, tuvo que aprender a leer y escribir otra vez.
Atatürk, consiguió adelantar en veinte o treinta años, lo que Europa había tardado en recorrer quinientos.
Ahora, viendo la confusión ideológica en la que están atascados los países de sus alrededores, con regímenes teocráticos y leyes civiles basadas en el Corán o el Talmud, donde el pecado es considerado un crimen, esa Turquía racional, positiva e ilustrada, es una democracia moderna.
Precisamente, tanto ZP como Tayyin, son dos estadistas de los más idóneo para impulsar ese proceso, entre otras cosas, porque tienen casi los mismos problemas, los dos dejaron a un lado el teocentrismo hace poco pero no del todo, pues aquél es islamista moderado y el nuestro, tiene que pactar con El Vaticano concordatos, mientras, la Conferencia Episcopal se tira al monte desatinando y soliviantando a su parroquia contra el orden civil moderno. Por eso, lo lógico es que ellos dos y todos los demás que asistan, incluso el nuevo emperador con talante, Obama, lleguen a un acuerdo para enfrentarse a esas alianzas inciviles que tanto echan de menos a La Edad Media con sus ventajas anexas (para ellos) y que con tanto ardor rehuyen lo positivo, lo racional, la ilustración.
Esto, claro está, sin entrar a discutir que, como cada persona es un mundo, todas tienen derecho a pensar como les de la gana y creer en lo que quieran, siempre que no impongan su credo u otras ideas a los demás
Salud.
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