La envidia es un fenómeno psicológico muy común que hace sufrir enormemente a muchas personas, tanto a los propios envidiosos como a sus víctimas. Cuanto más débil o insatisfecha es una persona, tanto más envidiará a la gente que posea lo que a ella le falta. La envidia sólo se cura concienciando y resolviendo las propias carencias y facultades, a través de un proceso de crecimiento emocional. La persona madura no envidia a nadie.
La envidia causa impotencia y ceguera y a los OXNIs, se les arruga el pellejo y les entran unos tremendos picores por los desaguaderos, por lo que se los tienen que llevar al oscuro exoplaneta del que proceden, a que les hagan unos arreglos en esas partes. Claro que, sus creadores, últimamente los fabrican de esos de usar y tirar y ni se pueden reciclar.
Pero, hasta que estos cacharritos deformados por ese repugnante mal se estropean y hay que arrojarlos al vertedero de los trasto inútiles, siguen pertinaces destilando sus malignas bilis gota a gota. Da asco, pero, ¿qué se le puede hacer? Nada. Que viva y sufra hasta que con su propio ácido se corroa.
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