Que no mozuela, que no, que nosotros no tenemos el corazón partio ni leches, que lo que pasa es que tenemos dos, o tres, o cuatro, depende... Uno aquí y otro en Euskadi, los que están por allí y, los que viven y trabajan en Catalunya, igual.
Por eso, ayer, Gille, Presidente de la Región Autónoma donde yo nací, le dijo a ese cordobés de origen y catalán de adopción al que le decimos Honorable President de la Nación o Nacionalidad o como quede el asunto cuando los del Constitucional acaben de aprenderse su Estatuto de memoria, que: “ la segunda edición del seminario sobre las relaciones catalano-extremeñas tenga lugar en Cataluña este año y sea inaugurado por el mismo Montilla”.
Que:
El seminario pretende contribuir "a conocernos mejor, porque lo que se conoce bien se respeta más", debido a que "hay demasiados tópicos todavía" en relación a la imagen de ambas comunidades.
Según el presidente belloto, el deber de los representantes autonómicos es, entre otros: "hacerle a la gente la vida un poco más agradable en su movimiento y en su capacidad de circular libremente por España sin más trabas que las imprescindibles", lo que le parece "lógico en un mundo sin fronteras".
Más tarde, se arrejuntó con los alcaldes y otras autoridades autonómicas y, cómo no, con los presidentes de los distintos centros culturales extremeños de la margen derecha de ese río tan especial que es El Llobregat, el viejo Rubricatus, como le decían los romanos y, fue allí, donde les arreo eso de: "que hay centenares de miles de personas que no tienen el corazón partido porque tienen dos corazones, uno extremeño y otro catalán", y les recordó que "nos interesa a todos" que las relaciones entre ambos territorios sean buenas.
Luego ya más tarde, confraternizó con muchos de esos “catameños” en una cena que se hizo en un hotel de san Baudilio, sant Boi o sant Baldiri, al gusto de cada uno, digo los nombres del pueblo, que de unos diez mil habitantes en los sesenta del siglo pasado, resulta que ahora tiene más de cien mil, moros, negros, andaluces, gallegos, extremeños y de otros territorios peninsulares, insulares y extranjeros además de catalanes.
Te digo esto, para que te enteres de una puñetera vez, que que “los catalanes” no son racistas ni xenófobos, ni nada de esas bestialidades que desde algunos sectores político-sociales de otras comunidades, les atribuyen. Aunque eso sí, como en todas partes, haberlos háylos.
Cuando llegaron los discurso, tanto el alcalde local, como la ministra de justicia de la Comunidad, como nuestro oliventino Presidente, ahondaron en ese mensaje de concordia y solidaridad entre ambos pueblos y de que todos nos necesitamos.
Sé, mocita, que esto que te digo es ira contracorriente de las retóricas hoy al uso, por algunos interesados en ganar votos en unos sitios a costa de zaherir a los de otros donde saben, que se van a comer lo que se comió el tal Clavijo, pero así son las cosas a mi parecer y, a quienes no les gusten mis maneras, ya saben: ajo y agua.
Mañana, si me acuerdo, te contaré cómo transcurrió otro acto muy emotivo que se celebró en otra población muy cercana a la dicha, el día anterior, el veintiuno pasado. La cosa iba de historia, pero de historia viva todavía después de más de setenta años de “aquello que tú sabes.....”
Salud.
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