Capitulo a-28 Una mujer me ha envenenado el alma, otra me ha envenenado el cuerpo, ninguna de las dos vino a buscarme, las encontré en la calle, .
!Vamos al latrio¡.-Deciamos cuando pequeño.Aqui jugabamos a todos los juegos de siempre a los bolis, a la bilarda y demas, tambien a deslizarno por la carretera, la cuesta de Gabino con los patines que haciamos con cojinetes;PIRI, se debe acordar bien.Un saludo.
El atrio de La Magdalena engalanado para La Pasión Viviente.