ALMENDRAL: Cap. A-3 ...y mi pariente y yo nos preguntábamos, si...

Cap. A-3 ...y mi pariente y yo nos preguntábamos, si la derrota tiene vacuna, si la victoria alguna vez te perdona, si la maldad de los vencedores tiene cura, si se deja engañar la fortuna con su derrota, si la miseria se destierra o se acumula, si un corazón desmiente a la ley de un amargo destino, si todos los caminos nunca llegan al alma de los asesinos, si ser cruel con los demás reporta algún placer, si matar por matar es la primera ley de un criminal, si denunciamos sin pedir explicaciones, los clavos y el madero, el látigo y la corona de espinas, los calabozos del miedo, las cárceles de la tortura, la cicuta y el destierro, las ortiguillas y las botas que machacan el suelo, al cómplice silencioso que lo sabe y se lo calla anestesiado por el miedo, a las voces que da la autoridad, a la ensangrentada garra de lo impune, a la amenaza solapada, a los mercaderes del fraude, al discurso dirigido, al micrófono vendido que distrae a las almas que en nada creen, denunciémoslos, y comentémoslo, para que este clamor se agrande a lo largo y ancho de la tierra, y cubra todos los rincones donde llegue una brizna de viento fresco...y por supuesto a la "guarida" de los dictadores,
Queremos que el árbol de la verdad tantas veces golpeado y mal herido, calumniado y humillado, no caiga entre las manos de lo que escriben la historia pensando en el olvido, para que los hachazos de la intolerancia no progrese entre hermanos, para que el bosque de los sueños, que aún se respira, no se transforme en las lagrimas de todo un pueblo.