(Tenga en cuenta que no hay cuña que más apriete que la del mismo palo.
Por favor no haga caso a esos “amigos” que tratan de decir lo contrario, si alguno sobraba no era Vd., sino tal vez ellos.
Amigos como esos no se los deseo ni a mi mayor enemigo)
¿Maniqueismo?
¿Quién dijo eso?
Mas bien amor fraternal
que brotan de unas entrañas
que nunca acunaron maldad.
Y ya que estamos de refranes:
La soberbia no es grandeza sino hinchazón; y lo que está hinchado parece grande pero no está sano
San Agustín.
Ruin arquitecto es la soberbia; los cimientos pone en lo alto y las tejas en los cimientos.
Quevedo.
La naturaleza de los hombres soberbios y viles es mostrarse insolentes en la prosperidad y abyectos y humildes en la adversidad.
Maquiavelo.
El oro hace soberbios, y la soberbia, necios.
Popular.
La soberbia nunca baja de donde sube, porque siempre cae de donde subió.
Quevedo.
Más fácil es escribir contra la soberbia que vencerla.
Quevedo.
Y añado para acabar la retahíla, mocita de mis entretelas que:
Quien esté libre de pecados, tire la primera piedra, pero te hago saber y no es por orden del señor alcalde, que quien avisa no es traidor y ya sabes:
Desde que te vi venir
con la pata de palo,
dije para mi,
malo malo malo malo malo.
Salud.
Por favor no haga caso a esos “amigos” que tratan de decir lo contrario, si alguno sobraba no era Vd., sino tal vez ellos.
Amigos como esos no se los deseo ni a mi mayor enemigo)
¿Maniqueismo?
¿Quién dijo eso?
Mas bien amor fraternal
que brotan de unas entrañas
que nunca acunaron maldad.
Y ya que estamos de refranes:
La soberbia no es grandeza sino hinchazón; y lo que está hinchado parece grande pero no está sano
San Agustín.
Ruin arquitecto es la soberbia; los cimientos pone en lo alto y las tejas en los cimientos.
Quevedo.
La naturaleza de los hombres soberbios y viles es mostrarse insolentes en la prosperidad y abyectos y humildes en la adversidad.
Maquiavelo.
El oro hace soberbios, y la soberbia, necios.
Popular.
La soberbia nunca baja de donde sube, porque siempre cae de donde subió.
Quevedo.
Más fácil es escribir contra la soberbia que vencerla.
Quevedo.
Y añado para acabar la retahíla, mocita de mis entretelas que:
Quien esté libre de pecados, tire la primera piedra, pero te hago saber y no es por orden del señor alcalde, que quien avisa no es traidor y ya sabes:
Desde que te vi venir
con la pata de palo,
dije para mi,
malo malo malo malo malo.
Salud.