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ALMENDRAL: Tengo mocita ante mi una butifarra de buen tamaño y...

Tengo mocita ante mi una butifarra de buen tamaño y agradable textura que desprende un olor que abriría el apetito hasta a los más acérrimos defensores de la dieta de la alcachofa borriquera. Es parecida pero no igual; que aquellos chorizos que elaboraban manualmente antes en sus casas los hijos del Porrino, distrito de Salvaleón, en los estados de los condes-duques de Feria, ya sin fuero de Baylio pero aún con reminiscencias.

La he puesto junto al ordenata, porque estoy por el ciberespacio ojeando cosas que afligen al común de los mortales y sale de el un tufo corrupto capaz de tirar de espaldas hasta a los poseedores de las
más atascadas pituitarias.

Apestado ya, me vengo al descuidado parque donde tú eres presidenta sobre el pedestal de una fuente seca y veo que, en los enfriados recuerdos de mi paso por sus paseillos; hubo una vez hace ya una eternidad, más conocidos que amigos pero, ahora mismo, no veo ni de los unos ni de los otros. Nada, todo es naturaleza exangüe por donde revolotean unos cuantos moscardones emitiendo su peculiar zumbido mientras que, en el ambiente flota una neblina imperceptible que emana un tufillo repugnante y, extrapolando la imagen según las mecánica habitual en la regla de tres simple y directa o, tomando coma base a la unidad, mi retorcida y perversa mente llega a la conclusión, de que en todas partes cuecen habas y en mi casa a calderadas.

Dicen que la amistad es un sentimiento que perdura, no como el amor, que dura lo que dura dura y exige constante renovación del vínculo conque dos se unen para que no caiga en el abismo de la desconfianza mutua y se vaya la cosa al mismísimo carajo. Pero ese sentimiento sutil al que se le suele llamar amistad, se va difuminando a medida que pasan las primaveras y llega un día, en que aún impregnado de su suave perfume; ni se recuerda la anatomía de la fuente emisora pero, todavía así, si de verdad fue o es y, salvando las lógicas contradicciones entre caracteres más o menos afines, me parece moza recia que cada uno debiera ser embajador y valedor permanente del amigo ausente pues, un amigo no es ni un juez ni un comisario político, aunque lo sea y aunque, el él o el yo, hallamos cometido un delito envilecedor porque, a un amigo en dificultades nunca se debería dejar solo, sin embargo, lo más frecuente es ver, cómo del árbol caído todos queremos sacar leña sin acordarnos, que, cuando esbelto y frondoso nos cobijábamos bajo su sombra protectora, éramos sus más fervientes aduladores.

Yo, fantasmon campestre, ser desalmado hecho de humo y recuerdos infantiles vividos bajo un sol que abrasaba las carnes de mis espaldas, he visto muchas veces que esas ramas tronchadas por la furia de un torbellino de pasiones y vilezas, tras permanecer un tiempo descansando sobre la madre tierra, ha conseguido extraer de ella la sabia imprescindible para rebrotar de nuevo con inusitadas energías y entonces.......,

Salud.