Hola tía, ¿qué tal llevas los rigores invernales? Ya ves, yo por aquí, a la resolana, a ver si se me calientan los huesos. Que te quería comentar eso de que qué pensaría Don José Segundo Florez de esta campaña que han desatado los descreídos de turno poniendo anuncios en los buses que dicen que, probablemente Dios no existe, que nos los pasemos bien y que nos dejemos de zarandajas.
Bueno, quiero decir salvando las distancias en la época y el tiempo ya que, el nació en el almendral allá por el mes de mayo del año 1913. Positivista como era habría visto la cosa con mejores ojos que estos cristianos modernos que nos han llegado desde Norteamérica, más papistas que el Papa. Igual le daba por preguntarle al conductor si él tenía problemas de conciencia y si era así, que por qué no objetaba, ¿quien sabe, la gente de nuestro asentamiento tiene estas rarezas y él, ya impuso algunos cambios en la rutina de la enseñanza, claro, que por eso mismo lo despidieron de la cátedra en Sevilla y lo metieron en los berenjenales judiciales.
De lo que estoy casi seguro es que habría visto bien la iniciativa, pues, el asunto es bueno para la salud mental de la población en general, ya que de la discusión suele salir la luz y, por otra parte, no es la primera vez que se suscita controversia semejante, porque ya dijo un jesuita portugués de apellido Ferreira y de nombre Cristovao, que no había ni infierno ni paraíso, fíjate tu, él, que era de una tradición, la cristiana, que era considerada atea por los romanos porque negaba a las divinidades de su panteón.
También decía este jesuita que Dios no había creado al mundo porque el mundo nunca fue creado y que la virginidad de María, los reyes magos y las prohibiciones de comer determinados alimentos, eran otra tontería, pero, ¿era ateo por eso el señor Ferreira? Dicen que no, porque nunca escribió que Dios no existía, como habían hecho otros filósofos a lo largo de los milenios anteriores, sólo, que dudaba, él dudaba.
No es raro encontrar la duda entre los seguidores de la doctrina de Jesús. Pedro el primero, con todo lo que asumió después también dudaba, y ya ves.
Anda que el título que le puso al libro donde escribió estas cosas, tampoco es moco de pavo, nada más y nada menos que (La superchería desenmascarada)
Además, dice algunos, que como estamos viviendo ahora en un estado laico, pues está bien que las diferentes fuerzas se disputen a sus adeptos con los medios de persuasión que ellos vean mejor para engordar su causa. Idea a la que, como es natural, se oponen otros, algunos con la cara más dura que el pedernal, pero así están las cosas y mientras tanto, de los tres millones y pico de parados ya se encargarán las deidades del extraespacio.
Salud.
Bueno, quiero decir salvando las distancias en la época y el tiempo ya que, el nació en el almendral allá por el mes de mayo del año 1913. Positivista como era habría visto la cosa con mejores ojos que estos cristianos modernos que nos han llegado desde Norteamérica, más papistas que el Papa. Igual le daba por preguntarle al conductor si él tenía problemas de conciencia y si era así, que por qué no objetaba, ¿quien sabe, la gente de nuestro asentamiento tiene estas rarezas y él, ya impuso algunos cambios en la rutina de la enseñanza, claro, que por eso mismo lo despidieron de la cátedra en Sevilla y lo metieron en los berenjenales judiciales.
De lo que estoy casi seguro es que habría visto bien la iniciativa, pues, el asunto es bueno para la salud mental de la población en general, ya que de la discusión suele salir la luz y, por otra parte, no es la primera vez que se suscita controversia semejante, porque ya dijo un jesuita portugués de apellido Ferreira y de nombre Cristovao, que no había ni infierno ni paraíso, fíjate tu, él, que era de una tradición, la cristiana, que era considerada atea por los romanos porque negaba a las divinidades de su panteón.
También decía este jesuita que Dios no había creado al mundo porque el mundo nunca fue creado y que la virginidad de María, los reyes magos y las prohibiciones de comer determinados alimentos, eran otra tontería, pero, ¿era ateo por eso el señor Ferreira? Dicen que no, porque nunca escribió que Dios no existía, como habían hecho otros filósofos a lo largo de los milenios anteriores, sólo, que dudaba, él dudaba.
No es raro encontrar la duda entre los seguidores de la doctrina de Jesús. Pedro el primero, con todo lo que asumió después también dudaba, y ya ves.
Anda que el título que le puso al libro donde escribió estas cosas, tampoco es moco de pavo, nada más y nada menos que (La superchería desenmascarada)
Además, dice algunos, que como estamos viviendo ahora en un estado laico, pues está bien que las diferentes fuerzas se disputen a sus adeptos con los medios de persuasión que ellos vean mejor para engordar su causa. Idea a la que, como es natural, se oponen otros, algunos con la cara más dura que el pedernal, pero así están las cosas y mientras tanto, de los tres millones y pico de parados ya se encargarán las deidades del extraespacio.
Salud.