De animales va la cosa moza recia-recia moza.
Pero, ¿y si paráramos un rato el motor del cuatro por cuatro o el cuad a la orilla de cualquier camino y escucháramos sólo el silencio? Pero sin obsesionarse, dejando que la mirada vague a su aire por el entorno o que se pare curiosa sobre unos peñascos de retorcidas formas, o sobre unas flores de jaramagos o los pinchos de los galaperos, esos perales silvestres a los que dicen piruétanos.
¿Se podrá algún día vender a buen precio ese silencio plano que se oye en los pueblos, campos y ciudades de nuestra Región Autónoma? Puede que si, pero antes, habrá que mitigar un poco mucho los ruidos que hacen algunos paisas sin tener ninguna necesidad, por ejemplo, cortarte a ti la cabeza, y un brazo, y mantenerte tan sucia y tan seca o; acercar al ejido o lejio una vaquilla más o menos brava, y luego colgarla cabeza abajo de los dientes de la pala de una excavadora y degollarla allí mismo o; coger a una burrina vieja, y colgarla de la marquesina de una parada de autobuses no sin antes haberle metido un palo por el ano y provocar su muerte.
Vamos a oír todos el silencio Guille, pero gritando bien fuerte: que no queremos maltrato para ningún animal aunque sea racional, ni palizas, ni sueltas de vacas por las calles y plazas donde son acosadas por multitudes histéricas cuando no borrachas, o con el tarro echo un caldo, como los ovejos modorros. Vamos a manifestarnos en silencio que grite bien fuerte, que estamos hasta los mismísimos de esas mafias que aquí llamamos caciques, y de sus maniobras para ralentizar todo lo que pueden, el avance hacia el futuro de esta sociedad nuestra siempre callada y conformista que, si se mueve, es al compás de una ya muy vieja batuta que marca la pauta desde adelante hacia atrás.
Y tú, mocita, ahora que tienes dinerinos de esos que da el gobierno central, te puedes instalar la LSD con banda ancha y la TDT. Sin remordimientos, porque otros marmolillos como tú, también lo harán.
Salud.
Pero, ¿y si paráramos un rato el motor del cuatro por cuatro o el cuad a la orilla de cualquier camino y escucháramos sólo el silencio? Pero sin obsesionarse, dejando que la mirada vague a su aire por el entorno o que se pare curiosa sobre unos peñascos de retorcidas formas, o sobre unas flores de jaramagos o los pinchos de los galaperos, esos perales silvestres a los que dicen piruétanos.
¿Se podrá algún día vender a buen precio ese silencio plano que se oye en los pueblos, campos y ciudades de nuestra Región Autónoma? Puede que si, pero antes, habrá que mitigar un poco mucho los ruidos que hacen algunos paisas sin tener ninguna necesidad, por ejemplo, cortarte a ti la cabeza, y un brazo, y mantenerte tan sucia y tan seca o; acercar al ejido o lejio una vaquilla más o menos brava, y luego colgarla cabeza abajo de los dientes de la pala de una excavadora y degollarla allí mismo o; coger a una burrina vieja, y colgarla de la marquesina de una parada de autobuses no sin antes haberle metido un palo por el ano y provocar su muerte.
Vamos a oír todos el silencio Guille, pero gritando bien fuerte: que no queremos maltrato para ningún animal aunque sea racional, ni palizas, ni sueltas de vacas por las calles y plazas donde son acosadas por multitudes histéricas cuando no borrachas, o con el tarro echo un caldo, como los ovejos modorros. Vamos a manifestarnos en silencio que grite bien fuerte, que estamos hasta los mismísimos de esas mafias que aquí llamamos caciques, y de sus maniobras para ralentizar todo lo que pueden, el avance hacia el futuro de esta sociedad nuestra siempre callada y conformista que, si se mueve, es al compás de una ya muy vieja batuta que marca la pauta desde adelante hacia atrás.
Y tú, mocita, ahora que tienes dinerinos de esos que da el gobierno central, te puedes instalar la LSD con banda ancha y la TDT. Sin remordimientos, porque otros marmolillos como tú, también lo harán.
Salud.
