Ya sabes mocita, que se aproxima el cambio de estación y por estas fechas, los duendecillos del mundo entero amantes de los ubérrimos montes y las floridas praderas, tienen trabajo extra pues, no en vano, se cierra un ciclo y se acerca otro preñado de ilusiones que todavía están en embrión.
Iré por el Puerto de Perales hasta las más altas cumbres, quizá a La Peña de Francia, donde, confundido entre la nieve y el azul celeste, medite un rato largo sobre lo bueno y lo malo, sobre lo mejor y lo peor y quizás, si la vista me alcanza, también echaré una ojeada sobre tu reseco entorno.
No te dejo sola. Te regalo una gatita y un león de peluche que me tocó en una tómbola de la feria de agosto pasado para que, ella, la felina, con sus maullidos espante a los posibles roedores que quieran invadir tu parque y él, fiero, con su potente y sordo rugido impida que seas devorada por los posibles depredadores de estatuas inanimadas.
Espero y deseo, que cuando vuelva, que espero sea lo antes posible, tus cuatro caños ya estén echando agua a borbotones.
Carpe Diem.
Saluti.
Iré por el Puerto de Perales hasta las más altas cumbres, quizá a La Peña de Francia, donde, confundido entre la nieve y el azul celeste, medite un rato largo sobre lo bueno y lo malo, sobre lo mejor y lo peor y quizás, si la vista me alcanza, también echaré una ojeada sobre tu reseco entorno.
No te dejo sola. Te regalo una gatita y un león de peluche que me tocó en una tómbola de la feria de agosto pasado para que, ella, la felina, con sus maullidos espante a los posibles roedores que quieran invadir tu parque y él, fiero, con su potente y sordo rugido impida que seas devorada por los posibles depredadores de estatuas inanimadas.
Espero y deseo, que cuando vuelva, que espero sea lo antes posible, tus cuatro caños ya estén echando agua a borbotones.
Carpe Diem.
Saluti.
