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ALMENDRAL: ¿Y por qué Sierra de Gata?...

¿Y por qué Sierra de Gata?
Por lo que se ve, lo del toro de Osborne no es cosa nueva. Me lo cuenta un muchacho que se dedica a guardar rumiantes habituados a vivir entre estos bonitos valles y sanas montañas. Dice él, que cuando estas alturas eran todavía el extremo sur del Reino de León; cuando Castilla aún era sólo un condado que tenía por misión defender el extremo noreste y estaba regido por un pariente del rey, que se les ocurrió colocar en las cumbres más visible unas figuras de leones echas de tablas. Bien giradas a la derecha, a la izquierda o rampantes y con una de sus garras abierta y en actitud amenazadora al objeto, de que los moros que aún vivían en la Trassierra, supieran que, una vez rebasados aquellos amenazadores perfiles, ya se hallaban en territorio de cruzados y por lo tanto, expuesto a cualquier percance indeseado. Pero claro, debido a cómo se representaba el rey de la selva, los hijos de Alá, lo que veían eran unos gatos, o gatas, vete tú a saber. De ahí el nombrecito.

Luego, el mundo siguió dando vueltas y se reescribió la historia de tal manera, que, hasta se le cambió el ordinal de Alfonso Rey, que al parecer debió ser el octavo de los de su nombre y sin embargo nos ha llegado con el de noveno. Pero es que debe ser verdad eso que dicen de que la Historia a veces es suplantada por las historias y que la escriben siempre los que ganan los litigios en el que se ven envueltas de grado o a la fuerza las personas donde estos suceden. De esto, puede que supieran algo los antiguos pobladores de San Matías, en incluso los viejos repobladores del término municipal del Lalmendral, del Alfoz de Badajoz, allá por el 1.333; cuando un descendiente de Enrique Enriquez; Enrique Enriquez, motejado El Mozo, obtuvo por merced de Alfonso XI, la donación de la villa de Almendral, con todos sus términos, renta y jurisdicción, quien más tarde, para controlar las tierras intermedias entre Villalva y Almendral, consiguió posesionarse de la aldea de Nogales, que había sido vendida por Lorenzo Vázquez de la Fueteseca al citado onceavo Alfonso en el año 1.340.

Vaya salto mocita, de Puerto Perales a Monsalud, así, como quien no dice nada. Pero vamos al grano. ¿Quién le iba a decir a la Barcelonesa Agustina, que iba a pasar a la Historia con el sobrenombre de La de Aragón? Pero bueno, lo que te decía al principio... Y es que, hace ya setenta y cinco años, (con el sabido paréntesis) que por los Reinos de las Españas, hasta las mujeres pueden ir a depositar su voto a las urnas y ser electoras y elegibles; cosa que costó lo suyo, no creas que ha sido fácil pues, leyendo una carta que nuestro paisano el torreño Ramón Tristancho García dirigía a un luchador (de los de verdad) por esos derechos de las féminas (entre otros) a principios del siglo pasado y la respuesta que aquél le dio; uno tiene la sensación que está viviendo en la misma época y que sólo ha cambiado el nombre de los personajes que ahora se mueven en este nuestro guiñol y que, aquellas siete famosas virtudes y sus contrarios: la lujuria, la gula, la avaricia, la pereza, la ira, la envidia y la soberbia; están de rabiosa actualidad y pueden ser aplicados tranquilamente a cualquiera de nosotros los que escribimos en este foro y en el de La Plaza Chica.

Pero hay una, que brilla con luz propia: la envidia, adobada con un odio obsesivo, malsano, temerario y, si me apuras, hasta ignorante, machacón, repetitivo, en fin....., una obsesión quizá producto de mentes mediocres exentas de valores morales.

Mañana, moza, si estos que tienen la sartén por el mango me dejan, igual te cuento una batallita de los tiempos de Homero y cómo se retorcía Ulises atado al palo de la vela mayor de su chalupa cuando oía los cantos de las sirenas.

Salud.