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ALMENDRAL: Hoy mocita, hoy me siento un poco romanticón. No sé...

Hoy mocita, hoy me siento un poco romanticón. No sé bien por qué me he despertado con una idea obsesiva entre ceja y ceja. ¿Cómo seguirá la atormentada relación entre los amantes del almendral? Quizá la madre, celosa guardiana del contenido de sus arcas haya cedido un poco y ya deje que su enamoradísimo mancebo se relacione sin cortapisas con el amor de su vida. Quizá la dulce beldad, culturalmente bien pertrechada y consciente de la realidad de su tiempo, haya agarrado el toro por los cuernos y; en directo y sin intermediarios, se haya plantado ante la mamá protectora de los intereses pecuniarios de su vástago y, sin preámbulo alguno, le haya espetado en pleno rostro eso de, yo lo amo, él me ama, nos queremos, por lo tanto sobra usted, o tú, o ¡te enteras tía! Aunque esta última fórmula dudo que la emplee porque se nota una zagala de su tiempo. En fin..., que ya veremos si lo vemos o nos lo quieren contar. Pero eso sí, que no lo hagan con la misma celeridad con la que le han contestado a los del forito del buen rollito y el jijijajaja sito en el patio andalú, las fuerzas vivas locales; o, en su defecto, el relaciones públicas al servicio de la señora citrana, (el vota a aaaaa, y bota y rebota y vuelve a botar) sobre el desarrollo, número del sorteo y alguna anécdota del asunto de los marranos del día quince.
Mauro, Mauricio, Amaro, como te llames, cuéntalo tú si quieres aunque sea por telepatía. Ah, lamento que tu amada no posea un par de buenas yuntas de labranza para estar a la altura de tus circunstancias socioeconómicas.
No me gusta dar consejos pero creo que, si os entrampáis los dos y compráis un tractor amarillo que es lo que se lleva ahora, el asunto está resuelto. Nada de anillos con piedras preciosas ni leches, que eso está muy visto. Hay que ser pragmático en los tiempos que vivimos; no como ese iluso enamorado de su pueblo que ahora está metiendo fotos como un poseso (por cierto algunas buenas) y que casi todos los días nos deleita con sus luengos escritos. Es broma tío, tú sigue, como Felipito Takatún.
En estas cosas del amor, nunca sabe uno si viene o va y, para muestra, ese ser abstracto que la tiene cogida llorona con los funcionarios en general y con uno del pueblo en particular. Quizá es porque también es un viejo amor no correspondido, o frustrado, y ya se sabe que del amor al odio sólo hay el canto de una moneda.
Bueno mocita, que hasta otro rato, que está la sierra muy cargada y tengo que ir a buscar agua a la mina.
Salud.