Venid y vamos todos con flores a María, y más hoy, que se celebra el día que el santoral dedica a la Inmaculada Concepción.
Sospecho, que todos esos presidentes autonómicos bajo la órbita de san Partido Popular, habrían ido con sumo gusto el domingo pasado a la Carrera de San Jerónimo provistos de ramos de flores al objeto, de rendir su humilde homenaje a Santa Constitución de 1.978 a la que tanto invocan según para qué, pero, por circunstancias que sólo ellos saben, no pudieron hacerlo; cosa que, me imagino, les habrá causado un gran dolor en sus tiernos corazones.
Ni siquiera doña Esperancita, ella siempre tan dispuesta a darse un garbeo por el hemiciclo, asistió al acto. Es de suponer que su apretujada agenda no se lo permitió, claro que, si tenemos en cuenta que como estaban por allí los catalanes y los vascos también con flores en las manos, y que ella (y ellos) es muy suya para sus cosas y todo el mundo sabe que no se junta según con quienes, pues quizá es por eso por lo que no fueron ellos, tan recios castellanos, ni ella, tan madrileña.
Lo del señor Feijóo es otra cosa, porque él estaba con Curro en el Caribe, y el bien trajeado estaría cogiendo naranjas antes de que lleguen los fríos y se vaya al carajo la cosecha. Que no está el asunto para desperdiciarlas, aunque vayan baratas con esto de la crisis en la que nos ha metido Bambi. Porque ha sido él y nadie más que él, el causante del estropicio en el que está la plebe currante metida hasta el corvejón.
El caso es, que Marianiño se quedó por allí desarropado sin su cohorte y quedó como que muy feo. Con su ramito de guirnaldas y todo mientras el bonito señor Bono lucía sus encantos entre la concurrencia.
Estas cosas no se hacen muchachos, que luego, estos catalanes y vascos separatistas, ponen el grito en el cielo (cada uno en su lengua, eso sí, que para eso se puede hablar ya) porque les tienen tres o cuatro años los del Alto Tribunal al que apelan todos los ausentes, cuando les interesa; para que le entretengan las leyes que ellos hacen y el pueblo al que representan, refrenda en menor o mayor medida.
Feliz día mocita recia.
Salud.
Cesa un instante siquiera,
Cesa, avecilla, en el canto,
Y no atraigas a los tuyos
Con tu pérfido reclamo:
El mismo dueño a quien sirves,
Te arrancó del nido amado,
Te robó la libertad,
Te desterró de los campos;
Y por complacerle ahora,
De tanta crueldad en pago
a tu esposo y a tus hijos
Tú misma tiendes el lazo.
La voz del amor empleas,
Brindas con dulces halagos,
Cuando la tierra y el cielo
A amar están convidando;
Pero entre tanto escondida
La muerte acecha a tu lado,
Pronta a salpicar con sangre
Las bellas flores del prado...
¡Ay! deja al hombre cruel
Valerse de esos engaños;
Llamar con la voz alevosa
y vender a sus hermanos
Sospecho, que todos esos presidentes autonómicos bajo la órbita de san Partido Popular, habrían ido con sumo gusto el domingo pasado a la Carrera de San Jerónimo provistos de ramos de flores al objeto, de rendir su humilde homenaje a Santa Constitución de 1.978 a la que tanto invocan según para qué, pero, por circunstancias que sólo ellos saben, no pudieron hacerlo; cosa que, me imagino, les habrá causado un gran dolor en sus tiernos corazones.
Ni siquiera doña Esperancita, ella siempre tan dispuesta a darse un garbeo por el hemiciclo, asistió al acto. Es de suponer que su apretujada agenda no se lo permitió, claro que, si tenemos en cuenta que como estaban por allí los catalanes y los vascos también con flores en las manos, y que ella (y ellos) es muy suya para sus cosas y todo el mundo sabe que no se junta según con quienes, pues quizá es por eso por lo que no fueron ellos, tan recios castellanos, ni ella, tan madrileña.
Lo del señor Feijóo es otra cosa, porque él estaba con Curro en el Caribe, y el bien trajeado estaría cogiendo naranjas antes de que lleguen los fríos y se vaya al carajo la cosecha. Que no está el asunto para desperdiciarlas, aunque vayan baratas con esto de la crisis en la que nos ha metido Bambi. Porque ha sido él y nadie más que él, el causante del estropicio en el que está la plebe currante metida hasta el corvejón.
El caso es, que Marianiño se quedó por allí desarropado sin su cohorte y quedó como que muy feo. Con su ramito de guirnaldas y todo mientras el bonito señor Bono lucía sus encantos entre la concurrencia.
Estas cosas no se hacen muchachos, que luego, estos catalanes y vascos separatistas, ponen el grito en el cielo (cada uno en su lengua, eso sí, que para eso se puede hablar ya) porque les tienen tres o cuatro años los del Alto Tribunal al que apelan todos los ausentes, cuando les interesa; para que le entretengan las leyes que ellos hacen y el pueblo al que representan, refrenda en menor o mayor medida.
Feliz día mocita recia.
Salud.
Cesa un instante siquiera,
Cesa, avecilla, en el canto,
Y no atraigas a los tuyos
Con tu pérfido reclamo:
El mismo dueño a quien sirves,
Te arrancó del nido amado,
Te robó la libertad,
Te desterró de los campos;
Y por complacerle ahora,
De tanta crueldad en pago
a tu esposo y a tus hijos
Tú misma tiendes el lazo.
La voz del amor empleas,
Brindas con dulces halagos,
Cuando la tierra y el cielo
A amar están convidando;
Pero entre tanto escondida
La muerte acecha a tu lado,
Pronta a salpicar con sangre
Las bellas flores del prado...
¡Ay! deja al hombre cruel
Valerse de esos engaños;
Llamar con la voz alevosa
y vender a sus hermanos