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Cuando en el teatro de operaciones políticas en que estamos metidos todos los españolitos, vivamos donde vivamos y sea cual sea el papel que nos han asignado en la representación unas personas que; son o se creen ser primeros actores dentro del inmenso giñol, deciden, por su cuenta y riesgo, salirse del texto preconcebido e, intentan darle darle la vuelta a la tortilla de tal manera que, cuando llega la representación a su desenlace, el posible mensaje implícito en el primer planteamiento; queda de tal manera cambiado por la manipulación que se ha hecho durante la trama, que el mudo, silente y pacífico espectador, sale del corral donde se haya hecho la representación de la comedia más confuso que cuando entró. Y a veces, hasta tan cabreado con los actores, que le dan ganas de tirarles zanahorias, nabos y huevos podridos, para que aprendan a no romper la baraja limpia y jueguen con otras cuyos naipes están todos marcados de tal manera, que sólo beneficia a ellos mismos.

Hoy en día mocita, tengo la sensación que todas las barajas con las que juegan nuestros “representantes políticos” (eso dicen ellos) están marcadas.

De un lado, los que bajo ningún concepto están dispuestos a conformarse con el resultado de las urnas si este, recorta o merma sus intereses económicos, por lo que usan otros cauces para que, a pesar de los resultados, por muy gordos o flacos que sean, sigan beneficiándolos sólo a ellos.

Podemos señalar organismos y entidades de toda índole, pero por ahora, es preferible que sigamos observándoles. O como se dice por La Mancha, seguir dándoles cuerda larga, a ver si ellos solitos se dan cuenta y deciden no ahorcarse. Cosa que dudo, dado la obcecación generalizada y los fuertes intereses creados tanto en el más paupérrimo gallinero, como en la más moderna y ecológica de las múltiples granjas que hay por nuestro variado País plagado de tahúres.

Creer que el pueblo nunca se equivoca en los veredictos que emite de tarde en tarde, es como creer que los pollinos vuelan porque, el hombre (y la mujer también, no os enfadéis tías) puede ser corrupto o corruptible, de ahí; que la sociedad, en tanto que formada por individuos de todo género, condición y laya, sea o pueda ser manipulada, y su voluntad, real o presunta, terjiversada.

126 municipios de la Catalunya rural, fueron ayer a las urnas a votar testimonialmente y, de un total aproximado de 700.000 electores posibles, sólo unos 250.000 ejercieron su presunto derecho. Un veintitantos por ciento de lo previsto por sus organizadores. Y eso que nos auscultó el sentir popular en las grandes aglomeraciones urbanas y se les dio derecho al voto a quienes, en unas municipales normales, no lo pueden ejercer.

¿Está el espectador cabreado? ¿Se puede extrapolar este cabreo a otras elecciones que sean decisorias? Ya veremos. Pero los presuntos actores principales deberían ser más conscientes, tanto si están “la oposición”, como llevando el timón de la barca, ya que, cuando se rompe la baraja y los ricos se hacen la guerra, siempre son los pobres los que se mueren.

Salud.