Atareado como estaba dándole los últimos retoques a los aparatos que estaba colocando en lo alto del castillo de Monsalud, el Vizcaíno ni se daba cuenta que hacía que pelaba. Por fin le dio el postrero apretón a la última tuerca y, tras unos cuantos teclazos, se oyó nítida, estereofónica y en sensorrond, la voz de Pepiño, que estaba de guardia en el puente de la Golondrina anclada al resguardo del temporal entre los cañizos del Estanque de Bañolas. “Sense novetat per aquí dalt, tu com ho duus?” Por cierto, acabo de hablar con Robespierre y con su voz de ultratumba dice que está que trina. Que hace ya casi un siglo que no veía a tantos malandrines conchabados para enredar y confundir.
“ He acabat i en uns minuts estic amb tu, curt i tanco”. - Pues dile que mantenga la calma en su sepultura.--Contestó el Vizcaíno mientras iba colocaba por orden todas las herramientas en su caja. A continuación imitó el canto del cuco y segundos después estábamos los dos bajando, yo, para ir a mi chamizo-cubil provisional y, él, para levantar el vuelo desde un lugar sin tantas turbulencias.
Le dije por el camino que tu, moza recia, seguías como de costumbre, aguantando el tipo desde tu peana y vigilando de cerca el baúl de tus recuerdos, flanqueada por Ceres y Deméter, mayormente por precaución, ya que deambulan por los campos un montón de furtivos que, además de dañinos, por ignorar ignoran hasta las leyes en vigor.
Y tras un abrazo nos separamos, no sin antes quedar en fijar en breve un punto de reunión del Consejo Mayor Duendil, al objeto de discutir ciertos problemillas actuales.
Salud.
“ He acabat i en uns minuts estic amb tu, curt i tanco”. - Pues dile que mantenga la calma en su sepultura.--Contestó el Vizcaíno mientras iba colocaba por orden todas las herramientas en su caja. A continuación imitó el canto del cuco y segundos después estábamos los dos bajando, yo, para ir a mi chamizo-cubil provisional y, él, para levantar el vuelo desde un lugar sin tantas turbulencias.
Le dije por el camino que tu, moza recia, seguías como de costumbre, aguantando el tipo desde tu peana y vigilando de cerca el baúl de tus recuerdos, flanqueada por Ceres y Deméter, mayormente por precaución, ya que deambulan por los campos un montón de furtivos que, además de dañinos, por ignorar ignoran hasta las leyes en vigor.
Y tras un abrazo nos separamos, no sin antes quedar en fijar en breve un punto de reunión del Consejo Mayor Duendil, al objeto de discutir ciertos problemillas actuales.
Salud.