ALMENDRAL: Tórrido verano e invierno gris y frío...

Tórrido verano e invierno gris y frío
uno tras otro y casi sin intervalo,
son mis memorias, es el recuerdo mío,
el de un cuerpo flaco, el de un niño malo.

De un muchachino, sin cuasi, abraviado,
manos callosas, él solo en el campo,
tierra fértil, removida o no por el arado,
hambre lobuna, comida de tanto en cuando.

Amplios horizontes sin perspectiva alguna,
mano no amiga de calor carente
con rígido dedo apuntando inerte,
muchos reproches, comprensión, ninguna.

Al alba un día izaron el vuelo
unos chirivijes exentos de miedo,
¿a qué mocita? Si buscaban consuelo
a la incertidumbre de un vivir prisionero.

Anduvieron por sitios que no habían soñado,
oyeron acentos y conocieron otra gente
con modales ariscos o suaves, más diligente,
y se enamoraron, pero no han olvidado.

Ni los grises inviernos, ni el cálido verano,
pero sí aquella mano,
o aquellas, pues eran más de una
que con su tieso dedo indicaban la hambruna.

Cuando ya cascados están otra vez solos
entre los jarales y en medio de los campos,
rememoran tristes a aquellos de tantos
que han quedado olvidados y están solos
de nuevo, ¡quien sabe mozuela en qué campos!,
santos.
Salud.