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ALMENDRAL: ¡Hay que joderse Celestino!...

¡Hay que joderse Celestino!
¿Qué pasará el día que a los banqueros no les aseguren que, en caso de despido, no tienen sus ganancias a buen recaudo. Sea en Suiza o en Caimanes, esas islas que suenan a todo menos a luna de miel placentera.
O sea, que dice el tío y se queda tan tranquilo, que a los curritos si hay que enviarlos a su casita a cuidar las flores, se les envía y aquí no ha pasado nada. Y es que eso de tener que indemnizar a los que lleven un montón de años currelando en una empresa cualquiera, no es un incentivo para los aguerridos empresarios. Esos que apenas las huelen pochas, cogen la pasta y vuelan.

Claro, para la mano de obra barata eso es malo, porque luego no quiere cambiar de empresa aunque en otra le den más, debido dice el tío, a que en la nueva empieza de cero y que eso no le interesa, ¡Pues cómo le va a interesar, so mochuelo! ¿Le interesa a él, que es un cambista de los gordos que, cuando firma el “su” contrato blindado tenga alguna cláusula que beneficie a alguien más que a él mismo?

¿Se han enterado estos tíos que ELLOS son los que más culpa tienen de todo lo que está pasando? ¿Se han dado cuenta ya de la crisis mundial que han provocado? ¿Que su avaricia va costar muchas vidas humanas? ¿Que ocupados como estaban en estrujar al máximo el sistema, no se han dado cuenta o no han querido darse cuenta, que este se venía abajo.

¿Pero cómo es posible que esta gente que se les llena la boca alardeando de los beneficios que han obtenido el pasado año, pidan dinero al Estado, que es dinero de todos, diciendo que no hay liquidez y luego, escriban en los periódicos los beneficios que van a repartir entre sus socios.

Pero no paran ahí en su inmensa hipocresía, sino que dicen el precio de la mano de obra es carísimo y que hay que bajarlo.

Lo dicho mocita recia, vamos camino de volver a la plaza chica a esperar que llegue el manijero de don Fulanín y diga, tú si, tú no.
Salud.