Dice el HOY de hoy hablando sobre puntos negros en las carreteras de nuestra Región Autónoma que:
(El año pasado comenzó con cinco puntos negros en las carreteras extremeñas. A finales de diciembre habían sido erradicados, pero aparecieron otros tres.
Dos de ellos están en la provincia de Badajoz. Se trata de la N-432 (Badajoz-Granada) a la salida de la capital (kilómetro 11,6), y de la N-435 (Badajoz-Huelva), en el kilómetro 39. Se trata de un punto cercano al cruce con Almendral.)
O sea que, si es el kilómetro treinta y nueve, debe ser saliendo del asentamiento dirección Barcarrota, donde se junta la carretera vieja que cruza el poblado con la 435, que lo circunvala. Mira el mapa.
En ese punto, antes de que se hiciese la de circunvalación, había unos cuantos morales, unos echaban moras negras y otros blancas. Recuerdo, que durante las horas de más calor del día; una vez me sorprendió mi madre en lo alto de uno de ellos y tuve que saltar desde una rama baja hasta la cuneta y, desde ella y a toda pastilla, saltando una pared y cruzando una huerta que había allí justo, que tenía una casilla junto a la que había una alberca redonda a la sombra de un sauce llorón, puse toda la tierra por medio que mis infantiles fuerzas me permitían. Que debían de ser muchas pues, no consiguió darme alcance hasta que ya empezaba a caer el sol y haciendo de tripas corazón, volví a casa donde, como era de esperar, me estaba esperando la alpargata de la que me había librado antes por piernas. Pero ya iba preparado mental y físicamente para lo que pudiera venir y además, contaba con que una vez pasada la furia inicial y con el cansancio producto de mi búsqueda por toda la ribera del Tardamasa, los zapatillazos serían menos contundentes y mis nalgas no se pondrían tan atomatadas.
Tuve suerte, sólo recibí cuatro o cinco y de refilón, porque se interpuso mi ángel de la guarda en forma de abuela y la cosa no pasó de la regañina y unos lagrimones de cocodrilo que se me secaron en cuento pasó la marejada. De todas maneras, me quedó bien claro, que la próxima vez abriría mejor los ojos para poder escabullirme antes de que me pillara con las manos en las moras. O sea, en lo alto del moral y a las cuatro de la tarde con las calores en plena ebullición comiendo moras calientes, porque es que, mi madre era mucha madre, pero yo corría más y la cansaba.
Pero volviendo a los puntos negros de marras, el terreno es abierto, tanto en ese sitio como en el cruce con la carretera de Valverde. El tránsito no es muy denso, quiero decir en comparación con lo que estamos acostumbrados a soportar por otras vía, entonces, ¿por qué se producen esos choquetazos? Quizá por el despiste producto del exceso de confianza que nos da el que estemos acostumbrados a incorporarnos a una vía más rápida sin ni siquiera mirar si viene algún otro vehículo por la 435 que, lo más probable, es que vaya a más velocidad de la aconsejable. Puede ser, pero puede ser también, que habría que hacer un o unos carriles de incorporación a una u otra senda con las suficientes garantías para evitar el alcance o la colisión lateral. Doctores habrá en la DGT que puede ser, que lo único que hagan sea poner señales advirtiendo que hay posibilidad de trompazo.
Como en el pregón de apertura de las ferias y fiestas de agosto nos dijeron que ya estaba en marcha la construcción de una pasarela en el cruce la La Memoria para llegar al cementerio, es de suponer que, ya estará funcionado, igual que el Cruce del Altozano, pero de esa realización, sólo tendremos noticias si nos lo explican nuestros “aguerridos corresposales de guerra enviados a la zona en conflicto” pues no en balde, ya han propuesto anteriormente soluciones varias para mitigar el peligro de atropellos a peatones y castañazos entre vehículos.
Otro rato moza recia, hablamos de Obama, Zapatero y sus cosillas.
Salud
(El año pasado comenzó con cinco puntos negros en las carreteras extremeñas. A finales de diciembre habían sido erradicados, pero aparecieron otros tres.
Dos de ellos están en la provincia de Badajoz. Se trata de la N-432 (Badajoz-Granada) a la salida de la capital (kilómetro 11,6), y de la N-435 (Badajoz-Huelva), en el kilómetro 39. Se trata de un punto cercano al cruce con Almendral.)
O sea que, si es el kilómetro treinta y nueve, debe ser saliendo del asentamiento dirección Barcarrota, donde se junta la carretera vieja que cruza el poblado con la 435, que lo circunvala. Mira el mapa.
En ese punto, antes de que se hiciese la de circunvalación, había unos cuantos morales, unos echaban moras negras y otros blancas. Recuerdo, que durante las horas de más calor del día; una vez me sorprendió mi madre en lo alto de uno de ellos y tuve que saltar desde una rama baja hasta la cuneta y, desde ella y a toda pastilla, saltando una pared y cruzando una huerta que había allí justo, que tenía una casilla junto a la que había una alberca redonda a la sombra de un sauce llorón, puse toda la tierra por medio que mis infantiles fuerzas me permitían. Que debían de ser muchas pues, no consiguió darme alcance hasta que ya empezaba a caer el sol y haciendo de tripas corazón, volví a casa donde, como era de esperar, me estaba esperando la alpargata de la que me había librado antes por piernas. Pero ya iba preparado mental y físicamente para lo que pudiera venir y además, contaba con que una vez pasada la furia inicial y con el cansancio producto de mi búsqueda por toda la ribera del Tardamasa, los zapatillazos serían menos contundentes y mis nalgas no se pondrían tan atomatadas.
Tuve suerte, sólo recibí cuatro o cinco y de refilón, porque se interpuso mi ángel de la guarda en forma de abuela y la cosa no pasó de la regañina y unos lagrimones de cocodrilo que se me secaron en cuento pasó la marejada. De todas maneras, me quedó bien claro, que la próxima vez abriría mejor los ojos para poder escabullirme antes de que me pillara con las manos en las moras. O sea, en lo alto del moral y a las cuatro de la tarde con las calores en plena ebullición comiendo moras calientes, porque es que, mi madre era mucha madre, pero yo corría más y la cansaba.
Pero volviendo a los puntos negros de marras, el terreno es abierto, tanto en ese sitio como en el cruce con la carretera de Valverde. El tránsito no es muy denso, quiero decir en comparación con lo que estamos acostumbrados a soportar por otras vía, entonces, ¿por qué se producen esos choquetazos? Quizá por el despiste producto del exceso de confianza que nos da el que estemos acostumbrados a incorporarnos a una vía más rápida sin ni siquiera mirar si viene algún otro vehículo por la 435 que, lo más probable, es que vaya a más velocidad de la aconsejable. Puede ser, pero puede ser también, que habría que hacer un o unos carriles de incorporación a una u otra senda con las suficientes garantías para evitar el alcance o la colisión lateral. Doctores habrá en la DGT que puede ser, que lo único que hagan sea poner señales advirtiendo que hay posibilidad de trompazo.
Como en el pregón de apertura de las ferias y fiestas de agosto nos dijeron que ya estaba en marcha la construcción de una pasarela en el cruce la La Memoria para llegar al cementerio, es de suponer que, ya estará funcionado, igual que el Cruce del Altozano, pero de esa realización, sólo tendremos noticias si nos lo explican nuestros “aguerridos corresposales de guerra enviados a la zona en conflicto” pues no en balde, ya han propuesto anteriormente soluciones varias para mitigar el peligro de atropellos a peatones y castañazos entre vehículos.
Otro rato moza recia, hablamos de Obama, Zapatero y sus cosillas.
Salud