OTRA DE FRAIN
El poeta se asomó a la mañana
Vio que el mundo era triste y se embriagó
Se embriagó de mañana de tristeza de mundo
El poeta está solo en el centro de todo: Adán de barro fresco todavía
Pero las ramas de la niebla le golpean en el cuerpo de barro
Pero la lluvia reblandece su barro
Pero el calor reseca su barro hasta resquebrajarlo
Ah, pero los nervios siguen brotando de su piel como bejucos
y el poeta los apaga con el rojo tizón de su cigarro
Muerde el poeta su membrillo diario
y sabe que al hacerlo está mordiendo el corazón del mundo
Jaime Sabines sentó a la Poesía en sus rodillas
La probó: era dulce Y le encajó las uñas en la región más tierna
Y la hizo aullar
Jaime Sabines zarza que se incinera para quemar la noche
gato solar erizada pelambre tiernísimo inocente
El poeta: humo ceniza viva larva de eternidad
ojo
hoja
hijo
higo de Dios
Quiebra la tierra corta la sangre
muerde la sombra bebe su alcohol:
el sable de un relámpago lo traspasó.
Ah pero el poeta bebe el vino humano
Ahh
pero el poeta bebe el vino humano que gotea de su propio corazón
Ahhh
pero el poeta bebe el vino humano en el cuenco de su propio cráneo
Y canta una canción
Ahhh
pero el poeta bebe el vino humano de la Desolación
Ahh
pero Sabines bebe el vino humano
y después raja la espinilla del día
Ah pero el poeta bebe el vino humano
y apaga su cigarro en el ombligo de la muerte.
Hoy, gracias a la magia de Palabra Virtual, el poeta está aquí: vivo ante sus palabras y por sus emociones.
Por Efraín Bartolomé.
El poeta se asomó a la mañana
Vio que el mundo era triste y se embriagó
Se embriagó de mañana de tristeza de mundo
El poeta está solo en el centro de todo: Adán de barro fresco todavía
Pero las ramas de la niebla le golpean en el cuerpo de barro
Pero la lluvia reblandece su barro
Pero el calor reseca su barro hasta resquebrajarlo
Ah, pero los nervios siguen brotando de su piel como bejucos
y el poeta los apaga con el rojo tizón de su cigarro
Muerde el poeta su membrillo diario
y sabe que al hacerlo está mordiendo el corazón del mundo
Jaime Sabines sentó a la Poesía en sus rodillas
La probó: era dulce Y le encajó las uñas en la región más tierna
Y la hizo aullar
Jaime Sabines zarza que se incinera para quemar la noche
gato solar erizada pelambre tiernísimo inocente
El poeta: humo ceniza viva larva de eternidad
ojo
hoja
hijo
higo de Dios
Quiebra la tierra corta la sangre
muerde la sombra bebe su alcohol:
el sable de un relámpago lo traspasó.
Ah pero el poeta bebe el vino humano
Ahh
pero el poeta bebe el vino humano que gotea de su propio corazón
Ahhh
pero el poeta bebe el vino humano en el cuenco de su propio cráneo
Y canta una canción
Ahhh
pero el poeta bebe el vino humano de la Desolación
Ahh
pero Sabines bebe el vino humano
y después raja la espinilla del día
Ah pero el poeta bebe el vino humano
y apaga su cigarro en el ombligo de la muerte.
Hoy, gracias a la magia de Palabra Virtual, el poeta está aquí: vivo ante sus palabras y por sus emociones.
Por Efraín Bartolomé.