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ALMENDRAL: Tu has visto con sol llover y de claro ponerse oscuro?...

Tu has visto con sol llover y de claro ponerse oscuro? ¿Pues que claro? Pues no me aclaro pues claro, que ya habíamos quedado que Pacheco el de Jerez acertó cuando dijo que en las Españas eso de la justicia es un cachondeo.

Antiguamente, para ser juez,__ porque juezas todavía no había__; había que haber nacido en el seno (o en los cosenos, no sé bien) de una familia “pudiente”, pues, esos vástagos eran los únicos que podían dedicarle tanto tiempo y, sobre todo tanto dinero al estudio, primero al bachiller y, luego, al intrincado mundo de las leyes de toda laya. Naturalmente que era necesario tener un pariente o similar dentro de los miembros de los tribunales examinadores, y si no, había que agenciárselo por cualquier conducto, usando el mejor jabón deslizante que se ha inventado. Sí, ese.

Que a los justiciables, o sea, a nosotros todos; hace ya mucho tiempo que los justicieros; nos han mandado a hacer puñetas y puñetitas, es archisabido, como que hay tres códigos que rigen la cotidianidad: el Penal, que es el que se suele dejar caer con todo su peso sobre los roba gallinas, los pobres de solemnidad y de los menos protegidos o más desvalidos; el Civil, que es el que regula la sociedad de los más favorecidos junto con ese al que llaman de comercio y, por último ese otro, el de los jueces, ese conjunto de normas que dicen cómo se tienen que hacer las cosas dentro del complejo aparato que es la organización judicial peninsular e insular. Este último, forma una pareja de hecho con ese otro conjunto de normas que heredamos de los señores duques y condes, conocido como derecho de pernada y que hoy usan a discreción y sobre todo sin ella, no sólo la administración central, sino todas, incluidos esos alcaldes que te hacen pagar hasta por respirar el aire putrefacto de las ciudades donde tienen jurisdicción, al estilo de los añejos caciques.

Que todo este jaleo huele a podrido, tampoco es precisamente un gran descubrimiento. Que hay justicieros que no arriman mucho el hombro parece claro. Que hay otros que se destrozan vivos y no dan más de sí, también está más que claro. Que los demás poderes del Estado, no han hecho casi nada para arreglar este desaguisado, salta a la vista; pero, si que han hecho muchas leyes, algunas, de las llamadas muertas (por imposible o muy difícil aplicación).

Y mientras, la sociedad, las ciudades, que son organismos vivos en continua transmutación –como el vino, ¡coño!- van haciéndose más grandes y van surgiendo nuevas formas de comportamientos y nuevas maneras de aprovecharse de los bienes ajenos. Pero la ley procesal no, esa está ahí, como en los tiempos de Maricastaña, en edificios cochambrosos, puesta en práctica sus normas por personas no precisamente bien pagadas y muchas veces sin formación adecuada.

Así, Poder Judicial, bienvenido sea usted al mundo real, espero que le aproveche el contacto y que algunos de sus miembros, se bajen del soberbio pedestal en el que se hallan y escuchen a las partes antes de repartir sentenciazos en lugar de justicia.
Esperemos que de este batiburrillo de intereses encontrados, salga algo que redunde aunque sólo sea un poquito, en beneficio de todos los españolitos, incluidos los jueces, secretarios y demás personal que trabaja en esos menesteres.

No sigo mocita que entonces igual me paso unos cuantos pueblos con sus charcas y regatos.
Salud.