Galán, yo no te conozco
pero me parto de risa
viendo cómo te das prisa
tildando a CANUTO de soso.
Galán o galana moza,
tú tan bella y él tan bobo,
tú hermosa más que rosa
y el dicho, tan cochambroso.
Me parece ser precioso
que tu hermosura es fea,
pero más fea que la del oso
que enseguida se escaquea
igual que perro pulgoso
que ve algo que se menea
y ladra muy presuntuoso
para que su manada vea
que ya lee en Mandarín,
conoce bien el Latín
y tragóse una enciclopedia
que sacó de la Wikipedia.
pero me parto de risa
viendo cómo te das prisa
tildando a CANUTO de soso.
Galán o galana moza,
tú tan bella y él tan bobo,
tú hermosa más que rosa
y el dicho, tan cochambroso.
Me parece ser precioso
que tu hermosura es fea,
pero más fea que la del oso
que enseguida se escaquea
igual que perro pulgoso
que ve algo que se menea
y ladra muy presuntuoso
para que su manada vea
que ya lee en Mandarín,
conoce bien el Latín
y tragóse una enciclopedia
que sacó de la Wikipedia.
Iba a escribir, tonterías,
pensando en el ad homínem
que usan las charlatanerías
para ensalzar a sus dómine
sin refutar las opiniones
de aquellos que la sostenían
pensando en el ad homínem
que usan las charlatanerías
para ensalzar a sus dómine
sin refutar las opiniones
de aquellos que la sostenían
Todo es interpretación,
dijo tras mucho pensar
y se marchó a descansar
convencido el centurión,
que otro día sería más claro,
vería el tuerto los espárragos,
amanecerían los buenos malos
y arrancarían a los jaramagos.
Pero ¡oh desilusión!
Amaneció muy nublado,
con frío viento racheado
y unos truenos del copón
que hacían sintieran pavor
los espíritus más templados
al ver que el día se hacía noche
y que una fina lluvia helada
se le clavaba en sus carnes
igual que dardos afilados.
¡Cago en tó y más p´allá!
Que si d´esta salgo yo
y se salvan mis mesnadas
de vivir como apestadas
entre tanta zaragalla
de negras almas disfrazadas
y lenguas desmesuradas,
que echó mano al escardillo
y descuajo hasta cardillos.
dijo tras mucho pensar
y se marchó a descansar
convencido el centurión,
que otro día sería más claro,
vería el tuerto los espárragos,
amanecerían los buenos malos
y arrancarían a los jaramagos.
Pero ¡oh desilusión!
Amaneció muy nublado,
con frío viento racheado
y unos truenos del copón
que hacían sintieran pavor
los espíritus más templados
al ver que el día se hacía noche
y que una fina lluvia helada
se le clavaba en sus carnes
igual que dardos afilados.
¡Cago en tó y más p´allá!
Que si d´esta salgo yo
y se salvan mis mesnadas
de vivir como apestadas
entre tanta zaragalla
de negras almas disfrazadas
y lenguas desmesuradas,
que echó mano al escardillo
y descuajo hasta cardillos.
Creo señor Zaragüelles, que a usted le ha sentado la tontería esta del nacimiento del astro invicto y las lucecitas de colores y demás parafernalia consumistas propias de las saturnales que estamos atravesando, peor que le sentó el recuerdo de cuando se iba a la cama sin comer la mayoría de las noches, menos la que usted dice “del jartón”. Quizás porque comía aunque fueran viandas zarrapastrosillas. Nada de pavo al horno, ni otras delicadezas culinarias. Por cierto, ya son ganas de comer pavo habiendo pato, pero en fin, para gustos los colores.
Veo también, que los seres inefables, buenos hasta el paroxismo y fervientes practicantes de respetar al prójimo como a ti mismo amen; están que se salen de ellos mismo ante el gozo que les proporciona saber, que, otro de su misma condición e igual grandeza de alma; como ellos henchido
de tan excelsas virtudes humanas que, para nosotros dos, vulgares seres mortales viciosos, nacidos de las corruptelas que por execrables son inenarrables en un sitio público como este, está de foro en foro y desde Valencia a Bilbao con parada en todas las estaciones donde haya o escriba alguien que deteste a semejante chusma y tenga la osadía de expresarlo, dejando sus repelentes deposiciones, fruto y resultado final, de la lógica descomposición de sus órganos.
No obstante, entone usted conmigo esta remedo de cancioncilla apta para estas gélida fechas en que, tantas personas buenas de verdad, padecen sus rigores y los del hambre hasta perecer.
Los muñequitos famosos
se dirigen a comeeeeeer,
guiados por lobo asqueroso
y una bellíiiiiiiisima mujer.
Los muñeeeeeeeeequitos hermosos
marcan el paso de la ocaaaaaaaaaaa
en correcta formacióooooooooooon
y dicen que a ellos les tocaaaaa
devorar a esta naciónnnnnnnnnnn.
Y ya para rematar, le repongo estas estrofas ya por usted conocidas, que no vienen mal para la ocasión:
¡Oh tú! Benéfico ser
al que conocí ciruelo
y tus frutos nunca vi,
los milagros que hagas
que me los cuelguen a mi.
Glorioso ser celestial
criado jarto de pan,
del pesebre y de mi burra
eres pariente carnal.
Si alguna vez fruto has dado
sería por casualidad,
porque siendo árbol taimado
ni siquiera la hora das.
De la gente en su humildad
apoyo y refugio hallas
para esconder tu vaciedad
y apropiarte cuanto haya.
Veo también, que los seres inefables, buenos hasta el paroxismo y fervientes practicantes de respetar al prójimo como a ti mismo amen; están que se salen de ellos mismo ante el gozo que les proporciona saber, que, otro de su misma condición e igual grandeza de alma; como ellos henchido
de tan excelsas virtudes humanas que, para nosotros dos, vulgares seres mortales viciosos, nacidos de las corruptelas que por execrables son inenarrables en un sitio público como este, está de foro en foro y desde Valencia a Bilbao con parada en todas las estaciones donde haya o escriba alguien que deteste a semejante chusma y tenga la osadía de expresarlo, dejando sus repelentes deposiciones, fruto y resultado final, de la lógica descomposición de sus órganos.
No obstante, entone usted conmigo esta remedo de cancioncilla apta para estas gélida fechas en que, tantas personas buenas de verdad, padecen sus rigores y los del hambre hasta perecer.
Los muñequitos famosos
se dirigen a comeeeeeer,
guiados por lobo asqueroso
y una bellíiiiiiiisima mujer.
Los muñeeeeeeeeequitos hermosos
marcan el paso de la ocaaaaaaaaaaa
en correcta formacióooooooooooon
y dicen que a ellos les tocaaaaa
devorar a esta naciónnnnnnnnnnn.
Y ya para rematar, le repongo estas estrofas ya por usted conocidas, que no vienen mal para la ocasión:
¡Oh tú! Benéfico ser
al que conocí ciruelo
y tus frutos nunca vi,
los milagros que hagas
que me los cuelguen a mi.
Glorioso ser celestial
criado jarto de pan,
del pesebre y de mi burra
eres pariente carnal.
Si alguna vez fruto has dado
sería por casualidad,
porque siendo árbol taimado
ni siquiera la hora das.
De la gente en su humildad
apoyo y refugio hallas
para esconder tu vaciedad
y apropiarte cuanto haya.