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ALMENDRAL: Ayer, sería por la fecha y su magia o porque las botellas...

Y, a propósito: ya soy fui,
agua pasada, pero te dejo
aquí, 365 días más
para que arregles el País
y no dejes ni un pendejo
de los que abundan por aquí
y buscan la mamandurria
como la buscó Clavijo
y ahora busca el nene pijo
que es feliz en su cortijo.

Salud.

Así terminaba el 2009 el señor Salud.

¿De qué hablábamos señor Cojonero?

Lo mejor sería que sacara usted, o cualquier lector, que ya se le hayan pasado los efectos “colaterales” de la falsa alegría inducida por la ingestión de ciertos brebajes con burbujitas o mejunjes similares; sus propias conclusiones sobre lo hasta aquí escrito en lo que va de año.

Sería bueno también, que antes de emitir un juicio precipitado, cualquier lector que entienda lo que lee, hiciera una reflexión profunda sobre el significado oculto de lo hasta ahora escrito y luego, si puede y quiere, expresara con palabras lo que considere oportuno según su libre albedrío.

Pero me temo que no, que estamos demasiado mediatizados y con nuestras seseras atiborradas de tantas tonterías superfluas, que acabaremos prestándole más atención al continente que al contenido.

Recién iniciado el periodo estacional que en nuestra latitud y cultura llamamos solsticio de invierno,
que es cuando la noche empieza a decrecer con el consiguiente alargamiento paulatino de los días y por lo tanto, la flora, y su fauna: que somos todos los bichos que poblamos esta esfera achatada por los polos, recibimos un poquito más del benéfico calor que nos proporciona el astro rey; recién acabados los festejos a los que nuestros antepasados los romanos llamaban saturnales—supongo que por Saturno el de la fragua---para celebrar el término de un ciclo compuesto de cuatro partes y el inicio de otro nuevo empezando por este en el que estamos, nos sueltan eso de: “.... hay que celebrarlo como Dios manda”, “con espumosos de Almendralejo y turrones de Castuera”.

Yo, que no estoy muy puesto en esto de las creencias y ritos de los católicos apostólicos y romanos, pero teniendo en cuenta que, Jesús, hijo de Pepe y de María, concebido, Dios, su padre, sabrá cómo ya que su sabiduría es infinita aunque al parecer, fue por medio de un espíritu santo, lo que no quita que en todo caso sea hijo del Padre, o sea, de Dios, y por lo tanto también Dios.

Dios, que expulsó a latigazo limpio a comerciantes, fariseos y otros traficantes de almas, armas, conciencias, y otras materias, del templo, aunque luego lo crucificaron junto a dos ladrones, uno bueno y el otro malo. Dios, cuyo venida al mundo en humilde pajar y que recibió el calor de unos animales y fue acogido por pastores y visitado por unos magos.
Dios, cuyo nacimiento ahora celebramos.

Me pregunto; ¿cómo es posible que un ser humano, hombre o mujer, tocado o no por la gracia del entendimiento, nos suelte así como el que no dice nada, que entiende este misterio que hasta ahora, ni los más eruditos varones o hembras conocedores y practicantes de este credo, han sabido comprender y menos aún, explicar.
¿Cómo es posible que haya que celebrar esta efeméride comiendo pavos rellenos con otras sustancias o pato a la naranja u ostras del Cantábrico, como Dios manda.
¿Mandaría Dios alguna vez, que hay que beber vino y otra bebida de las comarcas del Penedés o de los Barros o del Monte Jacho? ¿Será obligatorio y benéfico para el mundo y la fe, comer turrón de Castuera o de Alicante?
¿Será necesario que 28 minutos después de dar las doce campanadas nos tiremos como una fiera al teclado para decir que Dios manda trasegar, doce uvas e ingerir un determinado vino?

En fin......, perdónalos.

Salud.
Y República. La de las letras también.

Cullons señor CANUTO, metafísico está usted y el señor Octavio.
Supongo que no les ha afectado a sus cacúmenes los excesos de estos días pasados.
Me han contagiado. A ver si son capaces de acabar esto que sigue sin que os entre ganas de ir a visitar al señor Roca.
Un abrazo.

Dos de enero,
nuevo cuento
ahora espero,
sin ungüento.

¿Seré penco?
Más que eso,
todo sieso
algo zopenco.

Me entretengo,
despotrico,
diagnostico
y si discrepo,
suerte tengo.

¿Y, talento?
Algo es mucho,
callo y escucho,
lento jumento
esperando a sotavento.

O a barlovento,
cual marinos
expuestos al viento
y a las fauces de caninos
arteros y sibilinos.

¡Qué gorrinos!
Pero espero
porque quiero
ver redada de guarrinos.

Pues ya puestos, mire usted qué le parece este popurrí que he entresacado de las paridas en el otro foro del señor Jaramagos:

POPURRÍ

Aire, aire, aire, aiireeee,
ábranse bien las ventanas
que aquí hace falta buen aire,
aire limpio, limpio y sano
como el aire de las montañas,
para que limpie el hedor
y se evapore la morralla.

Ni te quise, ni te quiero
y creo que nunca te querré,
porque no quiero sanguijuelas
que viven chupando del paripé.

Babeando sibilinos
van con su andar cansino
manejando una guadaña
que usan con tanta saña
que siegan las esperanzas
de Quijotes y de Panzas.

No puedo pensar,
ni quiero,
qué guía esos torpes pasos
y comportamientos obsesos
de ciertos ínclitos jamelgos.

Como suele ser cagón
mucha caca va dejando.
Ya comprendo su razón,
el culo le está pesando.

De pícaros de tres al cuarto
constancia fehaciente hay,
sin embargo poca gente
aun viendo, dice:
Lagarto, lagarto....

Por imputar que no quede,
por enredar que no falte,
son consignas de gerifalte
hasta el que el aliento hiede.

Almorranas fistuleras
dotadas de cuatro patas
rústicas y mal labradas,
arañando como gatas
hartas de chumbos
calientes vierten,
escritos como los zurullos
de sus plúmbeos vientres.

¡Oh Dioniso!,
que del agua haces vino
dime, ¿que artificio
te convino?
¿Harás también de celestino?
Nada me extraña,
eres glorioso entre divinos.

¡Oh Dioniso!
Que del agua haces vino.
¿No te gustaría un pepino
que condimente tus guisos.

¡Oh Dioniso!,
dios de parrales.
Agorero pitoniso
entre canchales.

Estos magos
te trajeron madrigales
igual de vagos
que tus males.

¡Oh Dioni!
Igual te quiero,
eres tan listo y finoli..........,
que me esmero.

Para estés en el candelero
aplaudido por los buenos
por tu gracia y tu salero
trasegando vino en cuernos.

Salud.

- ¿Ya no se le canta a la vida?
- ¿Ni a los sueños?
- ¿Ni a la esperanza?
- ¿Entonces a qué se canta?

-A la muerte y a quien la manda.
-A los ricos y a usureros.
-A los mercados y los banqueros............

-Tres conceptos, tres señuelos
que llevamos sobre andas
y a los que monumentos levantan
mientras que por la mar y los aires
navega la negra muerte
a lomo de palomas blancas
que hacen correr la sangre
de famélicos mortales
por eriales y vergeles,
por las calles y las plazas......................

Ejércitos de mercenarios
a los pueblos avasallan
cumpliendo perrunamente
lo que sus amos les mandan................

Pero luchar es de humanos
y si los pueblos no luchan
ni son humanos ni pueblos
y nunca jamás serán nada...................

Ayer, sería por la fecha y su magia o porque las botellas de vino negro de la tierra en la que estábamos se iban renovando a buen ritmo o, influido por la paz que se olía y respiraba en las semitinieblas del habitáculo habilitado para fumadores empedernidos en la taberna donde nos habíamos refugiado, o por las dos cosas juntas; el Duende y yo, hicimos un exhaustivo repaso de los últimos dimes y diretes y luego, fuimos retrocediendo en el tiempo y el espacio e, incluso, planeamos un rato por sus amados fértiles valles y frondosas montañas.

Decía, que los magos orientales le había dejado en sus albarcas un pequeño saco hecho con fibras de pita, como los que se usaban antes, con su atadura de cierre de boca hecha con dos moños para poder agarrarlo mejor, con denominación de origen y todo, bien tupido con carbón vegetal de encina.

Decía, que cuando él se dedicaba a eso, estuvo una vez a punto de quedar atrapado en la carbonera cuando intentaba taponar una boca abierta por la fuerza infernal que crepitaba bajo la capa de tierra apisonada con la que la había recubierto para que no terminara toda la leña convertida en cenizas inservibles.

El nombre del paraje no lo recordaba, pero que tenía que ser a la fuerza entre Almendral y Barcarrota o entre Salvaleón y Almendral, en un claro entre encinas y alcornoques centenarios.

Podía ser el olor del vino sin aguar o, tal vez, el desprendido por los rústicos materiales con los que está construido el local donde nos hallábamos o el sitio de su emplazamiento, en plena naturaleza también poblada de una espesa vegetación de estos árboles, además de robles, carrascos y hasta castaños. El caso es que estábamos como en casa. Inquietados de rato en rato por los aullidos de una manada de lobos rabiosos que merodeaban por las inmediaciones buscando carne donde hincar sus afilados colmillos. Inquietud que se evaporaba cuando el montañés asomaba de vez en cuando los caños de su superpuesta y soltaba un par de trabucazos al aire para espantar a la jauría.

Fue pasando la mañana y, tras entonar desafinando el Asturies patria querida de rigor, nos refugiamos cada mochuelo en nuestro olivo muy pasado ya el medio día y con la mirada brillando por la ilusión que, sobre todo a mi, me proporcionó verlo lleno de infantes que se peleaban entre sí porque a todos les gustaban más los juguetes y delicadezas que los orientales les había dejado a los otros.

Caí o me derrumbé sobre mi camastro de paja y cerré los ojos un momento hasta hoy al salir el sol,
no sin antes, observar con el rabillo de mis ojos miopes, que la abeja reina estaba subida en lo más alto de la copa indiferente al guirigay y con su tercerola amartillada por si era necesario hacer uso de sus poderes de persuasión.

¡Hala! Los nenes de la buena reputación, a lo vuestro, a pegarle tiros al rojo con vuestra moderna maquinita electrónica, que en eso sí tenéis práctica.

Por autorización:
Salud.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Miro al frente, no veo nada
y si hacia atrás tampoco,
¿a los lados? ¡Qué pavada!
La verbena está empezada
y está sonando el contrabajo.

Escondídose ha el gazapo
o tengo un mirar opaco
y falla mi clarividencia
ya rendida a la evidencia
de sólo ser un zopenco
ignorante de la ciencia,
de los cantes y el flamenco.

Y eso que es bueno el elenco.
¡Qué ansiedad y qué tormento!
Sonando tantas estridencias
ruidosas y con violencias
cuando hay algo mejor
según dijo el santo Job
cuando era ya sesentón.

¿Por ejemplo?
Un buen jamón
con buen vino peleón
para atizarse unos tientos
al lado de garrida moza
que no sea melindrosa
ni se torne ruborosa
explorada de hito en hito.

¿Qué bonito!
Tierno estoy,
me derrito.
Y es invierno
para ir dando saltitos
igual que cualquier cabrito
que va con otros juntito
tejiendo mangas al capirote.

Eso sí, que quede claro
que antes no se señalaba
a los asnos por rebuznar
ni a las borricas por mascar. ... (ver texto completo)