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ALMENDRAL: Como los duendecillos nos movemos de un sitio para...

Como los duendecillos nos movemos de un sitio para el otro cómo y cuando nos da la gana, hoy, (con permiso del licenciado “Al Mayriti”) si el tiempo no lo impide) moza recia, te voy a contar mi vida desde otra fuente, esta en medio de una amplia plaza sita en la ciudad de los condes reyes, justo al lado de lo que fue plaza para lidiar astados, de aires mudéjares pero pastiche, que ahora se ha convertido por arte de birlibirloque y el buen hacer de unos ingenieros que lograron mantenerla a flote para excavar debajo de sus cimientos, en una especie de platillo volador que será dedicado para el comercio y el ocio.

Lo hago así en honor a Milagros, forera dicharachera, amena y conquense de pro, natural de Alconchel, pero del de la Estrella. De ella, sólo conozco una foto de cuando chica, una morenita con ojos vivarachos y luenga melena negra, y sus dichos, y sus ganas de comunicarse con todos sus paisanos y hasta con el mismísimo Lucero del Alba, pero sin herir sentimientos ni anteponer orgullos o creencias anacrónicas y en desuso en este mundillo globalizado. Y voy a contar una historia, no de la plaza donde está la Fuente de la Abundancia, que ha acumulado muchas con el transcursos de los tiempos, ella, la fuente, y la plaza misma, sino de la otra, donde se lidiaban toros.

Verás mocita: allá por los albores del siglo pasado, nació en Torre de Miguel Sesmero (ese pueblino del que estamos separados por apenas dos mil metros y un carácter colectivo totalmente diferente al nuestro) un niño que, alrededor del año 36, era ya un hombre hecho y derecho. Tenía un amigo cuasi desde la infancia que era de nuestro asentamiento. Ambos se dedicaban como jornaleros a los trabajos agrarios pero, un día, decidieron que tenían que darle un vuelco a sus vidas y se enrolaron en la Guardia Civil caminera. El de la Torre, era más vivo que el hambre, cómo estaría de unido con los lazos de la amistad con nuestro paisano que, incluso hizo exámenes para ascender de categoría dentro de la corporación firmando con el nombre de su amigo, que pasó, pero él, por hache o por be, no llegó a sargento, se quedó en cabo.

Estando destinado en la Ciudad Condal, un día lo mandaron de servicio a esta plaza de toros y, como buen aficionado conocedor del arte de Cúchares y acostumbrado a trastear a los bichos en el campo, empezó a hervirle la sangre al verse tan cerca del animal y, ni corto ni perezoso, vestido de verde y con tricornio y todo, agarró un capote y le dio una serie entera antes que sus compañeros y los ayudantes del maestro oficiantes, salieran de su estupor. Ni que decir tiene que lo expulsaron de la Benemérita Institución pero, con la ayuda del matador, toreó después en otras plazas, pero se le jodió la carrera cuando unos gaznápiros de su pueblo abusaron de su hermana, (no te puedo contar esta historia entera porque hablo de memoria y no quiero meter la gamba) el caso es, que algunos se fueron a criar malvas.
Fue a la cárcel, se escapó y lo encontramos en Monsalud poniendo la bala donde ponía el ojo. Fue a por él su antiguo amigo del que se había separado por cierta guarrada que aquél le hizo, ahora ya teniente, con la sana intención de enviarlo al otro barrio, pero El Torero, que de él te hablo, le colocó una píldora entre las cejas.
Acabada nuestra última incivil, huyó de España pasando la raya y embarcándose para Méjico con su esposa portuguesa, creo, de donde regresó ya muerto el dictador. Hoy él está muerto también.

De todo esto, si quieres conocer mas por lo menudo la historia, está recogida en el libro titulado TIEMPO PERDIDO, Guerra civil en Almendral 1936—1939.
Un abrazo a ti y a todas las mocitas de nuestra variada España. La Españas.
Salud.