¿Te acuerdas?
Pues ya no tienes que "estrujarte los sesos". Porque imagino que has seguido leyendo estos dos meses justos, ¿no?.
Habrás deducido que tus idolatrados Jaramagos y el duende son la misma persona no? (Perdona.... no te oigo..... ¿tu? ¿y ¿como? Tú eres otro ·"Niks""... no me lo puedo creer. Tan dòcil, tan educado. ¿Tu?.- No me lo creo...
O ¿tan torpon eres?.
No quiero ni pensar por un momento que ibas "de mandado". Eh?
Pues ya no tienes que "estrujarte los sesos". Porque imagino que has seguido leyendo estos dos meses justos, ¿no?.
Habrás deducido que tus idolatrados Jaramagos y el duende son la misma persona no? (Perdona.... no te oigo..... ¿tu? ¿y ¿como? Tú eres otro ·"Niks""... no me lo puedo creer. Tan dòcil, tan educado. ¿Tu?.- No me lo creo...
O ¿tan torpon eres?.
No quiero ni pensar por un momento que ibas "de mandado". Eh?
A BUENA HORA, MANGAS VERDES:
Crudos vientos racheados oliendo a polvo y humedad
barre los fértiles campos de esta mi villa natal.
Por el horizonte sur flotan sobre Monsalud
unos negros nubarrones que están descargando ya
lenguas de fuego que abrasan encinares y alcornoques,
y chorros de agua en torrenteras furiosas que anegan
destrozan y descuajan a medida que se desplaza
desde la sierra hasta el llano la tormenta furibunda
con sus truenos que amedranta, a la gente que contempla
tan horroroso espectáculo a duras penas cubiertas
bajo el débil paraguas de sus chozos o casumbos
hechos de juncos, barro y retamas.
Revolotean los jaramagos, arrancados de raíz
lo mismo que otros yerbajos criados solos en el campo
que la ventolera zarandea y lleva de acá hacia allí
rolando y remontando el vuelo sobre eriales, surcos
y posios pues, son briznas resecadas en los ardores del estío.
Se oyen terribles descargas de electricidad preñadas
que fugazmente iluminan un portentoso escenario
donde anida la crueldad vestida con ropas de hombres
con los sesos ya resecos llenos de odio y maldad.
De Jaramagos. Ayer en la Plaza Chica.
Crudos vientos racheados oliendo a polvo y humedad
barre los fértiles campos de esta mi villa natal.
Por el horizonte sur flotan sobre Monsalud
unos negros nubarrones que están descargando ya
lenguas de fuego que abrasan encinares y alcornoques,
y chorros de agua en torrenteras furiosas que anegan
destrozan y descuajan a medida que se desplaza
desde la sierra hasta el llano la tormenta furibunda
con sus truenos que amedranta, a la gente que contempla
tan horroroso espectáculo a duras penas cubiertas
bajo el débil paraguas de sus chozos o casumbos
hechos de juncos, barro y retamas.
Revolotean los jaramagos, arrancados de raíz
lo mismo que otros yerbajos criados solos en el campo
que la ventolera zarandea y lleva de acá hacia allí
rolando y remontando el vuelo sobre eriales, surcos
y posios pues, son briznas resecadas en los ardores del estío.
Se oyen terribles descargas de electricidad preñadas
que fugazmente iluminan un portentoso escenario
donde anida la crueldad vestida con ropas de hombres
con los sesos ya resecos llenos de odio y maldad.
De Jaramagos. Ayer en la Plaza Chica.