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ALMENDRAL: Frederick Forsyth presento ayer en los Madriles su...

Frederick Forsyth presento ayer en los Madriles su nueva obra COBRA. Siempre me gustó este escribidor inglés. Lo primero que leí de él fue CHACAL, luego otros, como LOS PERROS DE LA GUERRA y ya mas reciente, EL MANIFIESTO NEGRO o, EL PUÑO DE DIOS.
Cuando te metes en sus intrigantes relatos, te convierte sin querer, o queriendo, ¿quién sabe?, en parte de la trama y, siguiendo embebido el hilo por el que te conduce, te lleva a una resolución que a veces, es sorprendente por inesperada.

Este nuevo, COBRA, por lo poco que sé de él, va de productores y traficantes que hacen su agosto con sustancias, digamos que prohibidas. Dice que es una guerra, larvada eso sí, que se está desarrollando con una virulencia inimaginable para el común, en todos los farragosos frentes abiertos dentro de los tenebrosos subterráneos de las cancillerías europeas, americanas, africanas y de los estados orientales. Y que, hasta ahora y a la vista de lo poco que se vislumbra, la está perdiendo la policía de todos los países involucrados. Que en mayor o menor medida, son todos los del mundo. En resumen, van ganando los malos.
Supongo que pasa lo mismo que con ese otro frente abierto contra el tráfico de armas de todo calibre y químicas, en la que juega un destacado papel el uranio y el petróleo.
Armas estas últimas que mueven el mundo y de las que viven y se enriquecen hasta límites obscenos tantos corruptos y sus satélites.
Bien mirado, siempre hubo gente con una imaginación fuera de lo normal y que, además, poniéndole empeño, han sabido reflejar con palabras escritas la situación que imperaba en el ámbito geográfico y político-social en el que les tocó vivir. Por eso, aún hoy, tienen lectores que, aunque las circunstancias estén superadas por la adquisición de nuevos conocimientos, acuden a ellos para entender el presente, pues, no en vano, una generación tras otra, va acumulando experiencias. Lo que no quiere decir que sea más civilizada.
Dentro de los escribidores, solemos encontrar unas hormiguitas incansables que dedican todos sus esfuerzos y conocimientos, a intentar comprender y plasmar, qué fue lo que pasó en unos tiempos ya idos. Los llamamos historiadores. Estos, se diferencian de otros, en que no dan rienda suelta a su imaginación y, cada palabra, cada letra, es constatada, comprobada y verificada tantas veces como haga falta, hasta que están seguros que los hechos relatados, son absolutamente ciertos. Sin resquicio para la duda.
Uno de esos libros que hablan de tiempos ya superados, lo vamos a leer muy pronto los del Almendral de Badajoz. Todo el gira en torno a las vivencias de un almendralense, contadas en primera persona. Tal como las vio y las vivió, Sin trampa ni cartón, a palo seco.
Si hay literatura, es la que él mismo pone de su puño y letra, que también, y sorprendente en una persona que aprendió por sí mismo. En hora buena a todos los que habéis trabajado para recuperar esta joya. De la memoria y del olvido.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Yo recuerdo de cuando vivía en Almendral, a Vitorino. Tenía una especie de almacén para granos y piensos en lo que antes había sido y ahora es otra vez, la Casa del Pueblo, frente al único parque que hay en el pueblo, donde está la Fuente del Concejo, o Fuente Grande, formando parte del, podemos decir, conjunto monumental, que en la también conocida como Plaza Gande, forman las dos iglesias, dedicadas una, a Pedro y otra, a La Magdalena, las escuelas, el edificio del ayuntamiento y el cuartel de ... (ver texto completo)