Decididamente moza,
votaré a los chulos piscinas,
esos chicos que la gozan
anclados en añeja inquina
que usan armas sibilinas.
Me gustan cómo discurren
arrimando a su sardina
todo lo malo que ocurre
aunque sea una pamplina;
verbigracia, democracia
con la boca llena,
esa exquisita falacia
que su pensamiento impregna.
Coherentes hasta el hartazgo,
en Badajoz dicen lechugas
y en Barcelona que son ajos,
pero ellos nunca apechugan
con los rigores que arrastran
quienes no tienen trabajo
y, como los escarabajos,
su dialéctica biengastan
arrimando a lo bola mierda
y empujándola cuesta abajo
para que caiga en ese mercado
que tanto han manoseado
vendiendo humo aunque hieda.
Sempiternos salvadores
de todos sus valores patrios,
siempre son los valedores
de sus haciendas y patios
y, a españoles y a extranjeros
a los que dicen descamisados,
para satisfacer su afán primero,
ellos le dan, aristocracia,
y engordan su orondas panzas.
Como astutos pescadores,
en los mas turbios torrentes
van colocando sus cebos
cargados de golosinas
que pican la gente corriente
que sólo tienen el anhelo
de llenar bien su puchero
y, las que están muy mohínas
porque no le hacen favores.
votaré a los chulos piscinas,
esos chicos que la gozan
anclados en añeja inquina
que usan armas sibilinas.
Me gustan cómo discurren
arrimando a su sardina
todo lo malo que ocurre
aunque sea una pamplina;
verbigracia, democracia
con la boca llena,
esa exquisita falacia
que su pensamiento impregna.
Coherentes hasta el hartazgo,
en Badajoz dicen lechugas
y en Barcelona que son ajos,
pero ellos nunca apechugan
con los rigores que arrastran
quienes no tienen trabajo
y, como los escarabajos,
su dialéctica biengastan
arrimando a lo bola mierda
y empujándola cuesta abajo
para que caiga en ese mercado
que tanto han manoseado
vendiendo humo aunque hieda.
Sempiternos salvadores
de todos sus valores patrios,
siempre son los valedores
de sus haciendas y patios
y, a españoles y a extranjeros
a los que dicen descamisados,
para satisfacer su afán primero,
ellos le dan, aristocracia,
y engordan su orondas panzas.
Como astutos pescadores,
en los mas turbios torrentes
van colocando sus cebos
cargados de golosinas
que pican la gente corriente
que sólo tienen el anhelo
de llenar bien su puchero
y, las que están muy mohínas
porque no le hacen favores.