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Carallo con el experto bailón, que cuasi que me derrito leyendo su halagüeño escrito. ¿A que va ser verdad que nos salió listillo el zagal? Vivo ya era desde chiquinino y supongo, que como ha dado muchos bandazos y codeado con individuos e individuas de toda laya y condición, ha adquirido reflejos emparentados con los conocimientos que enseñan a los psiquiatras en las facultades modernas. ¿Ves mocita? Esas son las ventajas que tiene el estar “viajado”, también y por qué no decirlo; que sabe más el diablo por viejo que por diablo, como decía mi agüela que también decía, que uno no se debe fiar mucho de las apariencias, que luego pasa lo que pasa, que das con los güevos en las cenizas.
Y hablando de psiquiatras y asuntos del cerebelo; también es verdad, creo, que lo que nos pasa a los almendrucos ya talluditos es, si no de juzgado de guardia, por lo menos digno de un estudio sobre la evolución mental de la especie homo habilis en ámbitos aislados tras haber sufrido unas experiencias tan traumática como la que sufrieron la gente del desalmendrado pues, después de “aquello”, tomó el relevo una generación que se habituó al ajo y agua y al en boca cerrada no entran moscas, de una parte, pero de la otra; la otra mitad, adquirió el reflejo conocido como el ordeno y mando o, el aquí se hace o dice lo que a mi me salga del arco de mis triunfos. Darwin, ese inglés cuya teoría ahora ponen en entredicho algunos de los que aún viven imbuidos de las ideas dimanantes del derecho de pernada, estoy seguro que habría extraído conclusiones tan sabrosas como las que sacó en la Isla de las Tortugas.
Los veinteañeros de hoy, esos pimpollos llenos de vitalidad deberían, a mi parecer, acabar de rellenar el tarro de sus esencias culturales, retrocediendo un poco en el tiempo y echando una miradita a nuestro pasado reciente, porque así entenderían mejor algunas de las cosas que escribimos aquí y su porqué. Con independencia de la opción ideológica que tengan, porque ellos, mozos y mozas, pronto estarán en posesión de la batuta y espero, que sepan escucharse y respetarse
para evitar salirse por los cerros de Úbeda dando coces a quienes no sean de su talante.
Fínibus, puedes pensar como te de la gana, estás en tu derecho. Puedes decir lo que te salga de tu alma porque hace ya más treinta años que se puede hacer sin temor (y que dure); así que no te enrabietes, y menos por un puñao de jabas que además son de la orilla. No es un consejo, mis dioses me libren de darlos, es que se puede, en libertad, se puede. Con las salvedades previstas en las normas de convivencia que tenemos en vigor.
Después de esto rollo, sólo decir que ya me gustaría a mi, duendin incorpóreo, y a todos los que viven fuera del asentamiento, que los zagalones y pimpollitas almendralenses entraran en este foro como un elefante en una botica llena de cacharritos de cerámica de Salvatierra, porque eso querría decir que están perdiéndose ciertas rutinas que han dado, por desgracia, notoriedad a los que vivieron o viven en este sitio. Rutinas, que quedan de manifiesto cuando unos quienes sean, tratan de desviar la atención haciendo suyo el dicho del divide y vencerás, hacia otro foro al que, para más Inri, llaman de La Amistad. ¡Ojalá!
Y ni te cuento Melpómenes, el papelón de las llamadas fuerzas vivas, porque eso.....
Salud.
Y hablando de psiquiatras y asuntos del cerebelo; también es verdad, creo, que lo que nos pasa a los almendrucos ya talluditos es, si no de juzgado de guardia, por lo menos digno de un estudio sobre la evolución mental de la especie homo habilis en ámbitos aislados tras haber sufrido unas experiencias tan traumática como la que sufrieron la gente del desalmendrado pues, después de “aquello”, tomó el relevo una generación que se habituó al ajo y agua y al en boca cerrada no entran moscas, de una parte, pero de la otra; la otra mitad, adquirió el reflejo conocido como el ordeno y mando o, el aquí se hace o dice lo que a mi me salga del arco de mis triunfos. Darwin, ese inglés cuya teoría ahora ponen en entredicho algunos de los que aún viven imbuidos de las ideas dimanantes del derecho de pernada, estoy seguro que habría extraído conclusiones tan sabrosas como las que sacó en la Isla de las Tortugas.
Los veinteañeros de hoy, esos pimpollos llenos de vitalidad deberían, a mi parecer, acabar de rellenar el tarro de sus esencias culturales, retrocediendo un poco en el tiempo y echando una miradita a nuestro pasado reciente, porque así entenderían mejor algunas de las cosas que escribimos aquí y su porqué. Con independencia de la opción ideológica que tengan, porque ellos, mozos y mozas, pronto estarán en posesión de la batuta y espero, que sepan escucharse y respetarse
para evitar salirse por los cerros de Úbeda dando coces a quienes no sean de su talante.
Fínibus, puedes pensar como te de la gana, estás en tu derecho. Puedes decir lo que te salga de tu alma porque hace ya más treinta años que se puede hacer sin temor (y que dure); así que no te enrabietes, y menos por un puñao de jabas que además son de la orilla. No es un consejo, mis dioses me libren de darlos, es que se puede, en libertad, se puede. Con las salvedades previstas en las normas de convivencia que tenemos en vigor.
Después de esto rollo, sólo decir que ya me gustaría a mi, duendin incorpóreo, y a todos los que viven fuera del asentamiento, que los zagalones y pimpollitas almendralenses entraran en este foro como un elefante en una botica llena de cacharritos de cerámica de Salvatierra, porque eso querría decir que están perdiéndose ciertas rutinas que han dado, por desgracia, notoriedad a los que vivieron o viven en este sitio. Rutinas, que quedan de manifiesto cuando unos quienes sean, tratan de desviar la atención haciendo suyo el dicho del divide y vencerás, hacia otro foro al que, para más Inri, llaman de La Amistad. ¡Ojalá!
Y ni te cuento Melpómenes, el papelón de las llamadas fuerzas vivas, porque eso.....
Salud.