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ALMENDRAL: En calma chica está la cosa...

Me ha dado tanto asco ver al ministro español de la presunta justicia, junto con la alcaldesa de Madrid nombrada a dedo al lado de dóña Esperancita y, ése fiscal anticorrupción que pone al frente de su oficina a alguien que ya fue acusada al parecer con razón, de dar el chivatazo cuando estalló el caso Gescartera, en el que también estaba involucrado todo un señor obispo de tierras castellanas,
que casi vomito. Porque, ya repuesto de la repugnancia, me pregunto ¿que qué coño pintan todas estas gentes en un acto así, en el que se reivindica que se empiece todo de nuevo porque el resultado obtenido hasta ahora, no les satisface?

Ministros, alcaldes, presidentas de comunidad, fiscales anticorrupción y un largo etcetera de gente dispuestas a toda costa, a hacer de los casi doscientos cadáveres y los casi dos mil heridos y traumatizados para toda la vida, una herramienta con la que poder demostrar los fundamentos de una absurda idea por ellos defendida en el día de autos y que le hizo perder una elecciones generales que tenían ganadas de calle. Si la foto en sí misma ya es repugnante, lo que colma el vaso del más infinito asco ante tanta podredumbre moral e intelectual son esos discursos amañaditos y preñados de guiños picarescos a toda esa serie de personajillos de mal vivir que conforman la caverna mediática de un Madrid artero y rastrero.

¡Ojalá hubiera sido titadine! ¡Ojalá hubiera sido la ETA! Dice una madre que perdió a su hijo que iba en uno de los trenes a estudiar o a trabajar. Un trabajador asalariado más quizá mileurista, como los demás que se desplazan a esas horas en transporte público, españoles, americanos y de otras latitudes, no, como los de la foto de referencia, no, de eso estoy seguro.
¡Ojalá hubiera sido ETA con titidine! ¿Qué habría cambiado eso? ¿Le iba a devolver la vida a sus hijos o padres o madres muertos en esos trenes? No, seguro que no, pero entonces, los ministros y presidentas del otro acto, se habrían sentido recompensadas y reconciliados con su visión de la otra España, la que ellos consideran que es suya, esa en la que todos los demás somos objetos insensibles sin derecho a razonar.

En fin, cosas veredes, por eso, le deseo mucha suerte a ese fiscal anticorrupción y a su nuevo equipo para que no descubran ninguna trama Gürtell más y, la señora alcaldesa que cumpla muchos años en su cargo y a doña Esperanza, que se perpetúe en el suyo pero, al ministro, que impulse leyes justas, como esa que quiere hacer en el que se reconozca a las mujeres su indeclinable derecho a parir y multiplicarse, o no.

Salud.

En calma chica está la cosa
y si nadie lo remedia
con alguna idea jocosa
puede estalle la tragedia.

Salud
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Mentirosos convulsivos
tienen por fin engañar
y ni aún con revulsivos
de ese mal se curarán.

Salud