ALMENDRAL: Hoy moza, he subido a la sierra. Por la cara que da...

Hoy moza, he subido a la sierra. Por la cara que da al levante, o sea, desde el término municipal de Nogales que, según decimos algunos ilusos, es el lado más accesible. Los lusos, seguramente se juntarían en el antiguo descanso de ganados y siguiendo el cordel, aquél camino que trillaron tanto los trashumantes, la encararían por el lado de La Raya, o, dando un pequeño rodeo y eludiendo la plaza fuerte de Villanueva de Albarcarrota, faldeando por entre los montes y por su cara sur, por la parte de Salvaleón, ¿salvados por León?, quien sabe, puede que si.

Sea como sea, ya estoy arriba, recreando mi vista y espíritu con la belleza del paisaje. Me fijo en lo que fue un almendral y que ahora es una mancha blanca en lontananza y en cuasi en medio de lo que me parece La Plaza Grande, veo un grupito de vecinos hablando de sus intereses particulares y cómo les puede afectar a ellos el resultado de las próximas elecciones. Enfoco mejor mis pertrechos unidireccionales y escucho cosas como para morirse de risa. Se nota que lo único que les interesa es mantener la clientela de su mercadillo y les preocupa más perder algún elector, (cliente) que los intereses generales o el desarrollo de esa idea que surgió al término de la más sangrienta contienda que hemos padecido por aquí, en Europa y en el resto del mundo.

No se miran los bolsos, quizá por eso no ven que, sin esta idea imperfecta que se está construyendo, llevarían en ellos unas estampas con la imagen de algún guerrero muerto en algún combate, por un lado, y por el otro, el retrato de alguna flor o de algún poeta ganador de algún nóbel en vez de una de las monedas más fuertes de las hoy en circulación. Que no habría tantas y tan buenas vías para desplazarse de un sitio a otro, que aún tendríamos telones de acero o líneas infranqueables para pasar, por ejemplo, a pasar un o unos días con nuestros hermanos lusitanos.

Me voy más allá, pasando por los madriles e incluso lo que fue la barrera pirenaica y, más de lo mismo, grupetes de mercachifles disputándose los mercados locales e insultándose los unos a los otros, mientras tratan de convencer a su parroquia de que sin ellos, esto es el fin del mundo.

Brillan por su ausencia las ideas, todo parece un chalaneo de lo más verdulero, (perdón verduleras)
y se olvidan, que no, que no han muerto las ideas, que cada vez son más necesarias pues sin ellas, sólo nos queda lo descrito. Tú, más. ¿Mas qué?

Cuando yo era chico, mi agüelo al referirse a alguien de los que usaban el tarro para algo más que ponerse un sobrero o adornar con hermosas astas, decía de él o ella, “que era una persona de ideas”.
Por entonces, ser persona de de ideas era sinónimo de habitual de patios carceleros. Era normal que estas personas fueran gente de izquierda. Las derechas también se apuntaron al carro de las ideas y en Alemania e Italia incluso ganaron elecciones y formaron aquellos gobiernos fascistas de infausto recuerdo. José Antonio, el hijo del otro que fue militar y también dictador, era otro hombre de ideas, pero lo mataron en Alicante.
Lo de Franco es otra cosa, él llegó al poder como llegó, no era fascista porque era sólo franquista y, se conformó con fascistar al ejército y a gran parte de la burguesía ayudado por purpurados descreídos y gente parecida. Pero según decían, él, no se metía en política.

Salud.