ALMENDRAL: Envidiando la suerte de un cochino...

Envidiando la suerte de un cochino
un burro maldecía su destino
"Yo, decía, trabajo y como paja;
El come harina, berza, y no trabaja:
a mí me dan de palos cada día;
a él le rascan y halagan a porfía".
Así se lamentaba de su suerte;
pero luego advierte
que a la pocilga alguna gente avanza,
en guisa de matanza,
armada de cuchillo y de calderas
y que con maña fiera
dan al gordo cochino un fin sangriento.
Dijo entre sí el jumento:
Si en esto para el ocio y los regalos,
al trabajo me atengo y a los palos.
-Félix María Samaniego-
-Que cada cual interprete la fábula a su gusto. Saludos a todos J. L. F. Te.