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ALMENDRAL: ¡Hola moza! ¿Tu sabes lo que es el miedo? ¿No? Yo si,...

¡Hola moza! ¿Tu sabes lo que es el miedo? ¿No? Yo si, yo lo he sentido muchas veces. Es amargo como la quinina, oscuro como una noche de tormenta con la luna en su fase negra, cala mas hondo que el relente de la madruga y te deja inane, sin reflejos. No me duraba mucho pero hasta que lo superaba, mis manos temblaban, mi corazón iniciaba una carrera loca intentando hacer llegar la sangre hasta el último recoveco de mi sistema venoso y, el nervioso, ponía en marcha las defensas y la descarga de adrenalina, se suda, es un sudor frío, seco como el corazón y el cerebro de algunos valientes de esos que, indiferentes ante el sufrimiento de las personas, las señalan, unas veces con el dedo y, otras, enmarcando su nombre en el centro de una diana.

Estos bravos leones no suelen dar nunca la cara, sus maneras son el disimulo, el ardid traicionero. Suelen valerse de terceros para enviar las señales de muerte. El que las recibe se siente emplazado, sabe que antes o después, intentaran llevárselo por delante, Quizá el ejecutor sea ese vecino tan amable, tan simpático. O esa chica tan mona, tan dulce y llena de vida, o aquel desconocido en el entorno, el que lleva una mochila y que merodea por la plaza sin hacer nada.

Si, estos personajes y quienes le dan cobertura no tienen miedo, ellos son los encargados de sembrarlo y abonarlo un poco cada día, a veces como energúmenos, otras enviando a hombres o mujeres mayores que con dulces palabras de sentido avieso van anunciado la tragedia totalmente planificada.

Y se ríen mocita, se ríen cuando ven a la chavala o el zagal que superado ya el miedo, no se arredra y les planta cara, aunque haya de soportar la carga de tener que ir custodiada noche y día para no darles todas las ventajas. Dos huevos como dos castillos, es lo que tienen esta gente.

Tiempo Perdido (Almendral 1936—1939), ¿te imaginas el terror que precedía a la saca? En el silencio de la noche ruido de botas herradas. Aquellas madres ya sin lágrimas y con el corazón desbocado, ¿vienen por mi o por hijo? O la otra, ¿quienes serán esta vez? Así un día y otro. El miedo planificado como método de sumisión.

El resto, los demás, dicen, esto no va conmigo, yo no me meto y dejan que pasen las horas sin mover ni un dedo e incluso haciendo el vacío o, lo que es peor, pero que pasa, aplaudiendo y puede que señalando.

Te decía moza, que ser patriota español en el almendral sin almendros, para mi, que es poco mas o menos una chorrada, el de verdad está en el tajo, claro que eso no se piensa cuando se vive tan lejos del avispero.
Salud.